El semi-eléctrico de General Motors dejará de producirse tras casi una década de desempeño por debajo de las expectativas

Durante años fue símbolo del cambio que estaba por llegar dentro de uno de los grandes gigantes de la industria automotriz estadounidense. General Motors vendió el Chevy Volt a bombo y platillo como un primer paso intermedio hacia la producción masiva de coches eléctricos, apostando a medio plazo por vehículos más ecológicos. La realidad es que la apuesta nunca terminó de funcionar como se esperaba y que, casi una década más tarde, ya es parte de la historia de la compañía.

El Chevy Volt, un semi-eléctrico de autonomía extendida que salió al mercado en 2010, ha muerto sepultado por el drástico recorte de empleos anunciado por la empresa con sede en Detroit. En total, está previsto que pierdan su empleo 14.500 personas y que se cierren cinco fábricas en EEUU y Canadá, entre ellas la que se ocupaba de producir el modelo que la empresa nunca quiso catalogar como híbrido.

Lo era en realidad puesto que contaba con un motor de gasolina de cuatro cilindros que no movía directamente el coche, sino que estaba unido a un generador que cargaba la batería cuando ya se estaba agotando. Fue esa característica la que lo hacía ver, a ojos de muchos consumidores al menos, como una opción menos atractiva que otros modelos cien por cien eléctricos.

Poco tiempo después de ser una opción viable y hasta cierto punto económica —contaba con incentivos gubernamentales para abaratar el precio en 7.500 dólares—, comenzó a hacerse sentir el furor por los modelos de Tesla. El Chevy Volt se fue disipando entre un mar de alternativas inferiores.

“General Motors ahora tiene la intención de priorizar las inversiones futuras en vehículos de batería eléctrica de próxima generación”, dijo la CEO de la empresa, Mary Barra, en un comunicado, en un momento en que los híbridos eléctricos enchufables parecen estar de salida. En el último trimestre, por cada híbrido se vendieron tres modelos eléctricos, en pleno auge del Model 3, el low cost de Tesla.

Es una fórmula, la de la relativa indefinición, que parece estar quedando obsoleta. Modelos como el Volt ofrecen batería eléctrica pero siguen dependiendo de la gasolina, en cierta medida, sin ser del todo ni una cosa ni otra, además de ofrecer una autonomía muy por debajo de lo que ahora ofrece cualquier modelo de Telsa.

Por eso el Chevy Bolt, que sí es cien por cien eléctrico, seguirá adelante mientras el Volt muere en la cadena de producción junto a otros modelos del gigante automotriz. Junto a él caerán clásicos como el Impala, que comenzó a fabricarse en 1958 y que había tenido una versión nueva desde el año 2000; el Cruze, el Cadillac XTS y el Buick Lacrosse, con el objetivo de enfocarse en los crossovers y en los SUV.

@pscarpe


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