Andrea CamposCampos aprovechó sus conocimientos básicos de programación de código para crear una app que actualmente tiene ocho millones de descargas

Dicen que la necesidad es la madre de la creatividad y eso aplica a la perfección en el caso de Andrea Campos, una emprendedora mexicana que, para ayudar a combatir su depresión creó Yana, una aplicación que usa un acompañante virtual con el que los usuarios pueden comunicarse para mejorar su estado emocional, misma que recientemente llegó a las 8 millones de descargas en el mundo de habla hispana. 

“He padecido depresión desde los 8 años de edad, la cual se presentaba muchas veces mientras crecía. Intenté todo tipo de métodos y terapias para superarla, pero fue hasta que me topé con la terapia conductual de Yana que algo me hizo clic”, dijo Campos en una entrevista telefónica desde Cancún, México, donde ella y su equipo impulsan su nueva aplicación.

Así nació la idea de Yana, tu acompañante emocional

La app de Andrea es un chatbot, un asistente conversacional automatizado con el que el usuario platica y se desahoga. “Todo es por texto, todavía no implementamos la función de voz”, señaló Campos, quien agregó que justo cuando encontró esta terapia durante un episodio de depresión, coincidió que ya tenía un año y medio aprendiendo programas. “Es cuando se me ocurre juntar lo que estoy aprendiendo en código con lo que estoy viviendo. Cuando tenía el problema lo primero que hice fue buscar ayuda con mi celular. Descargué de todo, pero nada me funcionó; además, todo estaba en inglés. Me pareció absurdo que no existiera una solución a través del teléfono, y dije: lo voy a hacer”.

Andrea explica que esto ocurrió cuando se estaba graduando de un curso de programación para el que tenía que presentar un proyecto final, “y como ya tenía la idea de hacer Yana para mí, pues dije: de una vez lo presento en el curso, y en la presentación me di cuenta de la reacción de la gente que se me acercaba para decirme que también habían pasado por esa situación (de buscar alternativas para la depresión) y que Yana era la solución que estaban buscando.

Empezar desde cero, dos veces

Campos dice que ella es la única fundadora de la aplicación. “Al principio me ayudaba un programador al que no le estaba pagando. Mi familia me apoyó para subsistir mes a mes, pero después de 7 u 8 meses el programador se cansó. No pude pagarle, se fue y se llevó el código, entonces tuve que empezar otra vez. Gracias a una campaña de donación recaudé 203 mil pesos, con ese dinero pude contratar a otro desarrollador, hacer un prototipo y mostrarlo a un inversionista, quien me dio el primer impulso monetario”, explicó.

Andrea señala que lanzó su app cuando empezó la cuarentena (por el Covid) en México. “La app estaba creciendo normal, sin monetizar, pero fue hasta el Día Internacional de la Salud Mental cuando Apple la seleccionó como la App del Día en octubre de 2020. Ese fue el parteaguas: pasó de tener 80,000 usuarios a un millón en menos de dos semanas. “Ahora tenemos un modelo de suscripción. Todavía estamos viviendo del capital privado, pero pienso en un par de años ya nos estaremos enfocando en hacer dinero; ahora nuestro enfoque es crear un producto que la gente ame y que le sirva y le cambie la vida”, expresó convencida.

No hace falta una cantidad importante de dinero para ser emprendedora

La aplicación de Andrea sigue ganando adeptos. Actualmente el proyecto le da empleo a 18 personas, pero no todas tiene su base en Cancún, hay personal en ciudades como Los Ángeles y Ciudad de México, y en países como Argentina, Bolivia y Paraguay. Sobre la aplicación, Campos dice que se puede buscar en la app store de Apple como “Yana, tu acompañante emocional”. 

Para animar a otras personas a poner en práctica sus proyectos, Campos señala que no necesitan saber nada en especifico, ni tener una cantidad importante de dinero. “No necesitan un conocimiento técnico, ni saber programar para crear su producto y lanzarlo al mercado. Después de todos los intentos el proyecto lo terminé haciendo yo, utilizando plataformas que no necesitan código”. Solo tuvo que ofrecer una solución a un problema que ella misma tenía, así es como nacen las grandes ideas, así es como nació Yana: tu acompañante emocional. EC 

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