Muchos recién graduados no pueden pagar sus préstamos estudiantiles. Pero hay estrategias, como hablar con el prestamista para reducir o posponer los pagos, que les ayudan a manejar mejor la situación

Los estudiantes que se acaban de graduar de la universidad enfrentan muchos retos. Como la economía global sigue en crisis, el mercado laboral para los recién graduados es menos que idóneo. La competencia por los empleos es más ardua, pues los altos niveles de desempleo han creado un mercado laboral en el que profesionales expertos sin trabajo compiten por empleos de principiante con los recién graduados, muchos de los cuales tienen poca o ninguna experiencia en los campos de especialidad que eligieron.

Pero el difícil mercado laboral es sólo parte de los problemas a los que están expuestos los recién graduados. La deuda de colegiatura es un problema importante para muchos de ellos. Por ejemplo, en Canadá, la deuda promedio de un graduado universitario ha superado el doble entre 1990 y el 2000.

En el 2009, la deuda colectiva de los estudiantes canadienses participantes en el Programa de Préstamos Estudiantiles de Canadá (Canada Student Loan Program) superó los 13 mil millones de dólares por primera vez en la historia. Y en los Estados Unidos, los graduados del curso 2011 se ganaron la distinción de ser los más endeudados en la historia de la nación. Según estimados de los sitios web de ayuda estudiantil Fastweb.com y FinAid.org, el graduado promedio del 2011 tenía una deuda de 22,900 dólares al término de sus estudios.

Además de buscar trabajo en un mercado saturado de solicitantes, los recién graduados también deben buscar una manera de asumir su deuda histórica. Aquellos que deben pagar el préstamo recibido mientras tratan de encontrar empleo deben considerar los consejos siguientes:

No esperar para pedir ayuda. La holgazanería no es un buen método para lidiar con una deuda, independientemente que la misma sea un préstamo estudiantil, tarjetas de crédito o préstamos personales. Los recién graduados que no hayan encontrado empleo o que lo perdieron, deben ponerse en contacto con los prestamistas inmediatamente, y averiguar cómo pueden reducir o posponer las mensualidades. No es aconsejable dejar de pagar, lo cual ejercería un impacto negativo en el historial de crédito, y seguramente acarrearía una penalidad financiera. Si hay problemas en el horizonte, consulte con el prestamista lo antes posible, pues este último podría conceder una posposición o período de gracia, ninguno de los cuales empañaría el crédito del prestatario.

No ignorer la deuda. El simple hecho de ignorar un préstamo estudiantil y no pagarlo no es un buen método. El préstamo seguirá en pie, e incluso la corte de bancarrotas no lo eliminará. En otras palabras, hay que pagar los préstamos de colegiatura, por lo que ignorarlos no solucionará nada. Si una persona deja de pagar su préstamo sin que se le haya concedido una posposición o un período de gracia, se aplicarán penalidades, y los prestamistas privados pueden llegar a presentar una demanda a sus prestatarios.

No aterrorizarse. La economía actual podría parecerles sobrecogedora a los recién graduados, y algunos podrían preguntarse si alguna vez podrán encontrar empleo en su campo de especialidad, o si podrán pagar sus préstamos. Pero atemorizarse no conduce a ninguna parte. Los prestamistas están dispuestos a colaborar con los prestatarios honestos y francos. Eludir a los prestamistas y dejar de pagar mensualidades sólo empeorará la situación.

 

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