Mientras la reapertura de negocios sigue su marcha, algunos líderes empresariales pueden preocuparse por la fortaleza de su empresa en el futuro. Quizás es hora de que esas empresas evalúen el rendimiento de los equipos de trabajo.
«Siempre es útil tener una visión general de su empresa, explorando tanto las fortalezas como las debilidades para ver dónde puede hacerlo mejor», dice Jeanet Wade, autora del ForbesBooks de The Human Team: So, You Created a Team But People Showed Up!
La experta dice que las fortalezas de una empresa, en última instancia, se reducen a su gente y qué tan bien los líderes pueden comunicarles metas y estrategias. Es por eso que Wade sugiere que es útil que los líderes se hagan algunas preguntas sobre qué tan bien les está yendo a su negocio en relación con sus equipos de trabajo.
Algunas áreas iniciales a considerar al darle a su organización una autoevaluación incluyen:
• Estrategia. ¿Tiene su equipo una estrategia o plan claramente definido? Los equipos de trabajo necesitan urgentemente claridad o se confundirán. Específicamente, los miembros del equipo deben comprender el propósito del equipo en sí, su rol dentro de él, los objetivos de resultados del equipo y cómo encaja este equipo dentro de la organización en general. Muchos líderes no comunican la visión y la estrategia de la organización porque creen que los empleados no la entenderán o se descarrilarán por las minucias de las proyecciones de ingresos, las metas de ganancias y cosas por el estilo, dice. «Pero si alguien está familiarizado con la estrategia y su implementación prevista, poseerá la visión y la claridad para guiarse a sí mismo a través de obstáculos o pequeños malentendidos que inevitablemente surgen», dice Wade. «Incluso si no comprenden cada tarea y cada paso en el camino, pueden confiar en el propósito más amplio y visualizar el resultado final».
• Construcción de equipos. ¿Su equipo participa en actividades habituales de formación de equipos y creación de confianza? Hay muchos ejercicios de este tipo que pueden ayudar a los miembros del equipo a conectarse entre sí. Wade se refiere a una actividad que le gusta usar como 3-2-1. A las personas de un grupo se les pide que compartan tres eventos que hayan experimentado, cómo les respondieron y cómo esos eventos los afectaron. Luego comparten dos historias de la infancia o recuerdos de la adolescencia. Finalmente, comparten uno de sus mayores miedos.
• Contribución. ¿Es evidente que cada miembro del equipo está aportando su mejor versión de sí mismo al equipo? “Como líderes, es importante reconocer la necesidad de la psique humana de contribuir y recompensarla», dice Wade. “La contribución permite a cada persona pasar de la retirada o contribución pasiva a subir de nivel al equipo. Eso significa que todos dedican su máximo esfuerzo en lugar de hacer lo mínimo».
• Reacción al fracaso. ¿Los líderes de equipo aceptan el fracaso como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje? Haga del fracaso y del aprendizaje del fracaso algo que adoptar. Los miembros del equipo envueltos en miedo, aprensión y duda huyen del fracaso. Pero admitir el fracaso y aprender de él ayuda a crear una mentalidad de crecimiento: abre espacio para la confianza y el coraje en equipos y organizaciones, ya que las personas saben que pueden aprender y mejorar en un clima de confianza».
Con información de News and Experts
