Imagen de persona diciendo un secreto

La recesión ha aumentado el número de consejos que vienen de familiares que no tienen la formación adecuada.

En nuestra cultura existe la tendencia de buscar consejos de nuestros parientes y amistades cercanos. ¿Tienes un problema con tu esposo? Pregúntale a mamá. ¿Tu novia ya no muestra interés en ti? A ver qué dice tu hermana mayor. ¿Estás pensando en mudarte a otra ciudad? Consúltalo con tus primos. Con asuntos familiares y decisiones personales, estas pueden ser excelentes fuentes de consejos sabios basados en la experiencia. Uno no tiene que tener ningún título o entrenamiento especial para compartir su opinión sobre estos asuntos. Y tú eres libre de tomar consejos o rechazarlos.

Pero desde el comienzo de la recesión, ha habido un incremento en las personas con problemas financieros que acuden a familiares y amigos para obtener información y consejos acerca de finanzas. Ahí sí hay un problema. Lamentablemente, la gran mayoría de las personas no tienen suficiente formación financiera para arreglar sus propias circunstancias y menos para tratar de arreglar la situación de un tercero. Muchas veces tienen buenas intenciones y lo que quieren es ayudar, pero en la práctica pueden estar haciendo mucho daño con los consejos que dan.

En ocasiones los consejos que estos “no profesionales” brindan están basados en las experiencias de terceros. “La prima de mi jefe no pudo pagar la nota de su auto y sólo entregó el vehículo al banco y no pasó nada”, es el consejo que uno recibe. Si actúa basado en esta información, se encontrará con la gran sorpresa de que realmente no es así y puede ser responsable por miles de dólares y también quedar con un historial de crédito dañado. Pero ya será muy tarde porque uno tomó acción basado en el mal consejo. Quizá la persona que te da el consejo no entiende bien o sólo recibió información parcial o simplemente no esperó a ver cuáles eran los resultados finales. No importa la causa del error, sigue siendo un consejo erróneo.

También los consejos financieros varían dependiendo de las circunstancias de uno. Puede ser que el banco le perdonó una parte del saldo de la hipoteca a tu prima después de haber llenado cierto formulario, pero eso no quiere decir que tu propiedad, tu banco, tu nivel de ingresos y tu historial de crédito ameritan el mismo trato. Quizá existen otros programas para ti, o puede ser que tu caso no tenga una resolución positiva, y tienes que aceptar eso.

Por eso si no eres un experto en finanzas, el mejor consejo que puedes darle a alguien –especialmente si es un ser querido– es recomendarle que se asesore bien con un verdadero experto. También tiene responsabilidad la persona que busca consejos de las personas equivocadas. Si tienes un contador, asesor financiero o abogado en tu familia, ellos te pueden orientar no por ser parientes tuyos sino por la formación y experiencia que tienen. Pero si no cuentas con alguien así y optas por hacer lo que te dice una persona sin preparación, tienes que vivir con las consecuencias y no tienes a quién echarle la culpa.

 

 

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