transporte público en Los Angeles

Políticos y expertos en transporte público, liderados por el alcalde Antonio Villaraigosa, se reúnen para analizar el futuro del tránsito en la ciudad más congestionada de Estados Unidos.

Podría compararse con los agujeros negros en el espacio. Es un misterio difícil de resolver, pero el martes, los expertos en el asunto se reunieron en un hotel del centro de Los Angeles para debatir la cuestión: ¿Cómo conseguir que la meca del cine, un monstruo urbano de 1,200 kilómetros cuadrados, tenga un buen sistema de transporte público?

Allí estuvieron el alcalde de la ciudad, Antonio Villaraigosa, y los responsables de transporte de los condados del Sur de California. De momento, su solución pasa por llevar a buen puerto una lista de inversiones que solucionaría en parte los problemas de congestión, con mejoras en las principales rutas de la ciudad y crearía nuevas líneas de metro, además de la construcción del más ambicioso de todos los planes: el tren de alta velocidad que una Los Angeles con San Francisco en 2 horas y media. Toda una utopía a estas alturas.

Para eso hacen falta unos 20 billones de dólares, de los que gran parte llegarían de fondos federales y el resto de capital local y privado. Pero hasta que eso pase —la línea se inauguraría en el año 2018—, de momento todas las miradas están en mejorar la movilidad de los 21 millones de residentes que pueblan el sur de California.

“Tenemos la ignominiosa distinción de ser la ciudad más contaminada y congestionada del país”, reconoció el alcalde Villaraigosa. “Por eso es fundamental que saquemos adelante estos proyectos, que reducirán la congestión, mejorarán la calidad del aire, moverán bienes y gente y nos darán la seguridad que necesitamos”.

La reunión coincide con la próxima apertura —se estima que funcionará en unos dos meses— de la ampliación de la línea dorada del metro de Los Angeles hacia el este de la ciudad, uno de los barrios con mayoría latina. La ampliación nacerá con ocho nuevas estaciones —dos de ellas subterráneas— con una inversión de 898 millones  de dólares y un trazado de seis millas de recorrido.

El nuevo tren saldrá del Little Tokyo y pasará por estaciones como Mariachi Plaza, Soto, Indiana Street o East LA Civic Center, en una zona donde hay más habitantes que en Manhattan o Washington DC.

Pero hay mucho más sobre la palestra. En total, proyectos por valor de 625 billones de dólares que incluyen un corredor por la autopista 10, la siempre congestionada 405, la 91, la 101 hacia el condado de Ventura, la 215 para mejorar la calidad del desplazamiento en Inland Empire y la Interestatal 5, con nuevos carriles de viaje compartido.

Además, sigue el sueño de la ampliación del metro en varios puntos, como la continuación de la línea dorada hacia el este de Pasadena o la línea entre Westwood, Culver City y UCLA. Entre todas, destaca el tren hacia el mar, una línea que permitiría a los angelinos viajar desde el centro de Los Angeles hasta Santa Mónica, un atractivo añadido por la carga turística del lugar.

“Finalmente nos hemos dado cuenta de que ya es tiempo de cambiar el panorama”, dijo Villaraigosa. ”Por eso vamos a trabajar duro para acelerar estos proyectos y convencer al gobierno federal de que nosotros tenemos dinero propio pero que necesitamos una sociedad con Washington”.

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