Para ser un buen líder no basta con saber más, hablar más o vender más, hay que sentar bases e ir modificando sobre la marcha  

Cada camino hacia el liderazgo es único, pero lo cierto es que un gran líder tienen varias cosas en común, una serie de principios y fundamentos en los guían hacia el objetivo que se han planteado, algo que les sirve para tomar decisiones y superar desafíos.

Los siguientes cuatro principios pueden ser una especie de mapa para cumplir metas y ser exitoso.

1. Elegir o crear el equipo correcto. Un líder no puede hacer las cosas solo, tiene que estar rodeado de un equipo que sea eficaz y confiable. Por ejemplo, Messi o Cristiano Ronaldo son reconocidos como los mejores futbolistas en este momento, estrellas que pueden definir un partido; pero no son el equipo completo, cada uno tiene compañeros talentosos que los hacen brillar todavía más. Por eso uno debe rodearse de expertos en diferentes áreas en los que pueda apoyarse a la hora de tomar decisiones importantes.

2. Sacar provecho de los errores para mejorar. El camino al éxito no estará libre de obstáculos y tropezones, pero tras la tempestad viene la calma. No permita que un error lo frene en su proyecto o carrera, mejor aprenda qué hizo mal y vea otras alternativas para transformar ese pequeño fracaso en un aprendizaje. Aprender de los errores pueden llevarlo al crecimiento y a un mundo nuevo de posibilidades.

3. Hacerse visible. No hay nada que inspire a los integrantes de un equipo o trabajadores de una empresa, que ver a su líder luchando junto a ellos y estar presente donde se hace el trabajo, hablar con la gente y escuchar su punto de vista. La interacción personal sigue siendo súper importante para motivar al personal, a pesar de que la era tecnológica está en su apogeo.

4. Tener una perspectiva a largo plazo. El camino al éxito es más como un maratón que una carrera corta de velocidad; durante el trayecto tendrá que hacer modificaciones e irse adaptando a los cambios y oportunidades que van apareciendo. No se trata tanto de llegar a una meta y sentarse a descansar, sino plantearse nuevos objetivos y desafíos constantemente.    

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