maquillaje

Julisa Durán y Leticia Ruíz son las dueñas de «My Beauty Mark», una escuela en Fontana con planes de expansión en Anaheim y Pasadena

Julisa Durán y Leticia Ruíz parecen haber tenido siempre la seguridad absoluta de que les iría bien en su negocio. Puede que esa fuera la clave para ahora estas hermanas anden triplicando sus ingresos cada mes con My Beauty Mark, una escuela de maquillaje en plena ascensión en la ciudad de Fontana y con planes de expansión a Anaheim y Pasadena.

Lo suyo ha sido subir como la espuma, dedicadas en principio a vender su línea de maquillaje de puerta a puerta hasta que la dueña de un negocio de Riverside las convenció de forma rotunda de que dieran clases para ella, una escuela de maquillaje, antes de dar el inevitable paso hacia la independencia.

«Fuimos construyendo el curriculum allí, sabiendo que en algún momento abriríamos nuestro propio local. La dueña del lugar lo sabía pero siempre le estaremos agradecidas por lo que aprendimos», explica Leticia.

Cursos de maquillaje

Su negocio es sencillo. Venden cursos de 80 horas por 2.500 dólares con el material incluido. Los estudiantes hacen un máster de maquillaje en el que aprenden desde el día a día del maquillaje hasta conceptos para aplicar en campos como la  fotografía, la televisión, las quinceañeras o las bodas, por ejemplo. «Tenemos gente que quiere aprender a maquillarse en casa sin necesidad de contratar a un profesional hasta aquellos que quieren ganarse la vida con las estrellas de Hollywood».

Cuando empezaron contaban con una clase de 20 alumnos. Ahora tienen unos 120 cada cinco meses en seis turnos, con objetivos «muy ambiciosos. Queremos doblar lo que tenemos en unos tres meses. No hemos estado ni un año en este local y hemos pasado de una sesión a seis, así que creemos que lo podemos conseguir», explica Leticia.

Los ingresos, confiesan, están creciendo a un ritmo muy elevado, aunque tenemos los pies en el suelo porque los gastos también crecen. No estamos nadando en dinero», dice Durán.

Puede estarlo pronto, sin embargo. «Tenemos gente de Africa que nos pide que abramos una escuela allí y para el año que viene quisiéramos expandirnos a Texas y Nueva York, con familia que nos ayude allí». De momento, no parecen tener límite.

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