Credito para cónyuges

Conozca las reglamentaciones que pueden afectar a su historial de crédito

Uno de los problemas que presenta la sanción de leyes complicadas y amplias es que, a veces, las disposiciones destinadas a proteger a un grupo determinado terminan involuntariamente generándoles problemas a otros. Esto es lo que ocurrió con la Ley de Tarjetas de Crédito (CARD, por sus siglas en inglés) de 2009, proclamada como una ley que protegería a los consumidores de las prácticas crediticias engañosas.

Entre otras cosas, la Ley CARD exige a los menores de 21 años tener la firma conjunta de un adulto para poder abrir una cuenta de crédito a menos que puedan demostrar su capacidad para pagar el saldo. Esta disposición tuvo por objeto evitar que los jóvenes adultos asumieran una deuda mayor a la que podían pagar, que luego no pudieran pagarla y así se viera perjudicada su calificación crediticia.

Hasta aquí, ningún problema.

Luego, en 2011, la Reserva Federal completó la reglamentación en torno a la disposición sobre la “capacidad de pago” mencionada en la Ley CARD. La disposición decía que para emitir una nueva tarjeta o extender el límite del crédito, las emisoras de tarjetas de crédito en general solo podrían tener en cuenta los ingresos o bienes personales del solicitante, y no el acceso del solicitante a los ingresos generales del hogar.

Pero pronto surgió una consecuencia indeseada: a raíz de la disposición sobre la “capacidad de pago”, muchos cónyuges o concubinos/as mayores de 21 años que no trabajan fuera de casa se encontraron de repente con que no podían abrir cuentas de crédito a su nombre, independientemente de tener o no acceso a los ingresos de sus cónyuges o concubinos/as que sí trabajaban.

Tener un historial crediticio propio es crucial para obtener tasas de interés favorables y acceso al crédito, especialmente cuando los cónyuges que no trabajan se divorcian o el otro cónyuge muere inesperadamente. Por eso, muchos consumidores (y sus representantes en el Congreso) se quejaron, y sus quejas llegaron a oídos de la Agencia de Protección Financiera del Consumidor (CFPB).

Pero vayamos a octubre de 2012, cuando la CFPB presentó una propuesta que se esperaba flexibilizara las reglas de crédito para los cónyuges o concubinos/as que no trabajan. Después de seis meses de revisión pública, la CFPB emitió una enmienda formal a la regla sobre la capacidad de pago que establece básicamente que los solicitantes de tarjetas de crédito mayores de 21 años podrán incluir los ingresos o bienes de un tercero al solicitar cuentas de tarjetas de crédito si se prevé razonablemente que podrán acceder a dichos fondos para realizar pagos. (Esto incluye los ingresos de un cónyuge o concubino/a, aunque la regla se aplica a todos los solicitantes independientemente de su estado civil).

Pero, hablando de consecuencias indeseadas, si bien tener aunque sea una tarjeta de crédito o préstamo a su nombre puede ayudarlo a desarrollar un buen historial crediticio, es importante administrar cuidadosamente todas las cuentas de crédito en las que uno aparece, ya sea como titular, co-titular o usuario autorizado, para no perjudicar la calificación crediticia.

Tener una mala calificación crediticia puede costarle una pequeña fortuna a lo largo de su vida. Tendrá que pagar tasas más altas, le costará más acceder a los créditos hipotecarios o de automotores y a las tarjetas de crédito. Para mantener o mejorar su calificación crediticia:

—Siempre pague sus cuentas en término.

—Nunca exceda los límites de crédito.

—Trate de mantener el ratio de utilización del crédito (el porcentaje de crédito disponible que utiliza) por debajo del 30 por ciento.

—No cierre automáticamente las cuentas más antiguas que ya no utiliza; el 15 por ciento de su calificación se basa en su historial crediticio.

—Cada vez que abre una cuenta nueva, su calificación sufre un pequeño impacto. Por eso, evite hacerlo en los meses previos a la realización de una compra importante, como de una casa o un auto.

En resumen: asegúrese de tener crédito a su nombre, por si alguna vez necesita abrir una nueva cuenta basada en su propio historial crediticio. Y asegúrese de no excederse y de administrar bien el crédito que tiene ahora.

 

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