La cantidad destinada por los estadounidenses al ahorro ha mermado de forma considerable por el aumento de las deudas.

Los ahorradores estadounidenses están en serios problemas financieros. No importa que cada año metan en sus cuentas de retiro más de 300.000 millones de dólares porque la realidad es que las deudas están creciendo a mayor velocidad que la capacidad para ahorrar. La mayoría de los trabajadores aseguran que quisieran poner más dinero para poder tener una jubilación tranquila, sin poder asumir esa dinámica.

De acuerdo a un estudio, la cantidad que destina cada estadounidense al pago de deudas, ya sea de tarjeta de crédito o de otra naturaleza, ha subido un 70 por ciento en los últimos 20 años. También ha influido en esa espiral negativa el hecho de que los salarios hayan decrecido de forma considerable tras el paso de la crisis financiera del 2008.

De acuerdo al portal financiero HelloWallet, responsable del estudio, «es algo preocupante porque a estar alturas deberías esperar que la gente estuviera pagando sus deudas y sus hipotecas y que no tuvieran dificultad para hacer frente a los pagos de las tarjetas de crédito».

Es un problema, el de la deuda, que en 2008 desembocó en una grave crisis financiera. En ese entonces la permisividad de los bancos para dar préstamos a gente poco cualificada para recibir créditos provocó una implosión financiera en cadena que desató el pánico en los mercados internacionales.

El otro problema añadido es la escasa confiabilidad de las cuentas de retiro de la seguridad social, que en unos años se quedará sin fondos si un milagro no lo remedia o se opta por un cambio de modelo. Esa situación hace que el ahorro de forma independiente sea cada vez más importante, aunque los ahorradores no alcancen a cumplir con sus metas como deberían.

 

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