En poco menos de seis meses, los títulos de Tesla han pasado de la depresión al éxtasis. El miércoles alcanzaron un máximo histórico espoleados por la aparente cercanía de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China y los buenos resultados de su tercer trimestre. Desde que hicieron público esos sorprendentes números el pasado 23 de octubre, la revalorización ha sido del 54% hasta los 393 dólares que se pagaba por acción al cierre de Wall Street.
El récord afianza a la compañía fundada por Elon Musk como la primera potencia del sector automotriz en EEUU por capitalización bursátil con 70.000 millones de dólares, a mucha distancia de General Motors —valorada en 54.000 millones de dólares— y de Ford (38.000 millones de dólares). Es un trono del que ya dispuso hace año y medio que perdió por sus muchos problemas de producción con su vehículo más popular, el Model 3.
La explicación a la corriente alcista tiene que ver, en parte, con la progresión de Tesla en China, donde su planta de Shanghai ha avanzado a marchas forzadas de cara a estar lista a producir vehículos eléctricos a gran escala. También con el información publicada por Bloomberg que asegura que la empresa californiana está estudiando reducir un 20% el precio del Model 3 en China el año que viene.
Es una jugada que permitiría a Tesla plantar cada a la competencia en el gigante asiático, donde los propuestas eléctricas a bajo precio han proliferado a gran velocidad en los últimos años. Musk tiene depositadas muchas esperanzas en Shanghai, confiando en que la producción en China le abra las puertas a un crecimiento rápido y a un dominio frente a la amenaza de marcas como Mercedes y BMW.
Además, Musk comunicó que adelantarán el estreno de su híbrido, el Model Y, unos meses –de otoño a verano de 2020–, ampliando una flota que acaba de añadir un miembro más hace unas semanas: el polémico y poderoso Cybertruck, una pick-up que logró superar las 250.000 órdenes en sus primeros días tras su presentación en sociedad.
