Ángela Vargas es una inmigrante colombiana que llegó a Houston en el 2004 para construir su sueño de ser una empresaria exitosa en el sector de las ventas directas. Siete años después y cuando las cosas parecían ir bien, apareció una tragedia familiar que pudo superar, pero su alegría se convirtió en miedo y angustia con el impacto del COVID-19.
Ingeniera industrial de profesión y con un postgrado en mercadeo, Vargas veía el 2020 como un año que auguraba crecimiento y desarrollo después de haber superado la enfermedad de esposo, un cáncer de colon fase 4; pero la pandemia, el confinamiento y el miedo pusieron a tambalear nuevamente su proyecto de vida.
Con la experiencia que le dejó la tragedia del cáncer y las enseñanzas de su padre de trabajar con empeño y buscar siempre nuevas oportunidades, Ángela volvió a sacar las agallas de mujer emprendedora. Fue así como, a pesar de la pandemia, la originaria de Medellín tuvo que enfrentar el miedo a lo desconocido para evitar que su empresa entrara en quiebra, ya que era su futuro, el de su familia y el de sus colaboradores.
“La pandemia ha sido una lucha más que requirió de adaptación. Con el apoyo de Royal Prestige, empezamos paso a paso a creer en nuevos métodos de venta, seguimiento de clientes por WhatsApp, eventos virtuales, reuniones afuera de la casa del cliente, siguiendo los protocolos de seguridad”, comentó Ángela.
En un momento en que un gran número de hispanos han perdido su empleo o su negocio o que han visto bajas en sus ingresos, Ángela tiene la confianza de que este año está más fortalecida que nunca para seguir adelante. “Royal Prestige me ha enseñado que si trabajas duro, tendrás el éxito profesional y económico que buscas. En esta pandemia me ha dado nuevamente esa oportunidad y la confianza de que puedo lograrlo, así que aquí voy otra vez”, señaló. EC
