Una empresaria australiana ha logrado en diez meses pasar de 0 a 480.000 dólares en ventas al mes, todo gracias a su página de Facebook
Más allá de un entretenimiento para saber a qué se dedican los demás en su tiempo libre, Facebook es ya una realidad para muchos negocios que han sabido sacarle todo el partido posible. Un caso palpable es el de Sandradee Makejev, fundadora de una página de moda, St Frock, en la red social. De acuerdo a un diario australiano, la nueva empresaria ha pasado de no tener nada a generar ingresos de 480.000 dólares mensuales en tan solo diez meses, un logro impresionante.
Dice que lo ha conseguido concentrándose tan solo en la fuerza de la página social fundada por Mark Zuckerberg, con más de 1.300 millones de usuarios, o lo que es lo mismo, casi una quinta parte de la población mundial.
“Todo lo que tengo hoy proviene de mi página de Facebook”, explicó Makejev. “Honestamente, es la única publicidad en la que me concentro”. En la actualidad tiene casi 235.000 “likes” que usa para comunicarse con sus clientes, enviar nuevos productos y construir la marca poco a poco.
La empresaria afincada en Sydney tenían tan solo 50.000 seguidores el año pasado, hasta que la dueña del negocio decidió invertirle más tiempo y compartir más contenido, lo que le ayudó a subir como la espuma y duplicar las ventas cada mes de forma sostenida hasta alcanzar los números en los que se mueve en la actualidad, una pequeña fortuna.
“En Navidad, facturamos 500.000 dólares. Las órdenes de Facebook se dispararon y sentí que no tenía tiempo ni de comer ni de ir al baño”, explica. Es una fórmula que requiere de constancia, tenacidad, una buena estrategia y de suerte. Aunque no todos los negocios han pasado por la misma experiencia —algunos de ellos no han visto resultado alguno pese a los esfuerzos—, es una vía a explorar.
Expertos recomiendan, si hay recursos, emplear a alguien externo para que se encargue de las redes sociales, puesto que es un trabajo de tiempo completo y no siempre se puede hacer sin descuidar el negocio en sí. Parece que merece la pena intentarlo.
