la caja de fosforosUna nueva opción de vivienda está cobrando auge debido al alto costo de los bienes raíces

Los altos precios de las viviendas muchas veces imposible que una familia promedio pueda tener su propio hogar; además, también está la interminable y asfixiante lista de requisitos para poder obtener un préstamo para la hipoteca. Esas son algunas de las razones por las que el denominado movimiento de las «tiny houses» o casas pequeñas, aumente día con día. Se trata de una solución para aquellos que buscan tener una vivienda propia pero no cuentan con mucho presupuesto.

Las casas pequeñas es un nuevo movimiento en EE.UU. que, según esta industria, aumenta con los años y son el reflejo de nuevas generaciones en busca de cuidar el medio ambiente, buscar lo simple y un costo menor para vivir. Las «tiny houses» normalmente miden 200 pies cuadrados o 18 metros cuadrados, y con estas medidas fácilmente tiene espacio para la cocina, sala, comedor y habitación.

Desde hace cuatro años Jay Austin decidió armar su propia casa a la que llama «caja de fósforos». Austin vive en Washington DC, donde este número de propiedades aumenta, ya que el alquiler en esta ciudad ha aumentado drásticamente con los años. Según un artículo del National Journal, el 57 por ciento de los residentes de la capital pagan renta.

«Ya soy dueño, y no tengo que preocuparme por pagar la renta o por hipotecas», dijo Austin, quien invirtió unos 40,000 dólares en la construcción de su vivienda, que según él lo tiene todo, hasta los servicios públicos. «Es más barato construir una casa pequeña que una casa grande, de no preocuparse por rentar un lugar y la preocupación de unos 30 años de pagos», agregó.

La caja de fósforos no tiene que envidiarle a ninguna otra propiedad, tiene todo lo que necesita y además con la ayuda de la madre naturaleza.

Cuatro paneles solares en el techo proveen la energía para la casa. Los paneles reciben la energía solar que carga unas baterías que se encuentran en la parte trasera de la casa. La energía podría durar hasta cuatro días. El agua para lavar los platos, cocinar, beber y bañarse, proviene de la lluvia. El agua llega al techo y baja por unas cadenas. Al caer el agua se recoge en tanques que tienen una capacidad hasta de 300 litros. Luego el agua se filtra para hacerla potable.

En el interior de la casa hay dos tarimas para recibir visitas, que al unirse se convierte en una cama para huéspedes. La cocina no tiene que envidiarle a ninguna otra. Austin tiene una pequeña nevera, un fogón, y hasta alacenas para los condimentos y los cuchillos.

El baño y la ducha están en el mismo espacio. El desagüe combina la ducha y el inodoro. Los desperdicios van a un tanque de fermentación mezclados con aserrín para reducir el olor, luego se pueden convertir en abono.
Y en la parte de arriba, como si fuera un camarote, se encuentra la cama de Austin donde duerme tranquilamente todos los días.

«Hace tres años soñaba con la construcción de una casa, algo pequeño, simple y sustentable. Y con la ayuda de un gran número de amigos y mentores, y mucha paciencia, ese sueño se convirtió en una casa, y la casa se convirtió en un hogar, y el hogar se convirtió en un ecosistema», escribió Austin en su blog: “Aventuras en la simplicidad”.

Para más información visite www.jayaustin.info

Cortesía de Pulso Global News

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