Miles de empresas ya han incorporado el iPad en su negocio como parte de la cultura empresarial para aumentar las ventas y mejorar el trato al cliente. No es bueno quedarse atrás.
Hace menos de tres años que existe el iPad, pero la sensación de longevidad del enésimo invento de Steve Jobs es permanente. En pocos menos de seis meses, Apple logró vender millones de unidades en todo el mundo, convirtiendo el nuevo aparato en necesidad después de una corta época en la que se percibió como capricho o tendencia pasajera. Hoy ha cruzado todas esas barreras y se ha comenzado a convertir en un instrumento casi imprescindible para todo negocio con ganas de innovar y de estar a la última.
Para grandes y medianas compañías, la tableta inteligente se ha convertido en instrumento imprescindible para aumentar las ventas. Sirva el ejemplo de la aerolínea Delta, que desde el pasado mes de junio instaló varios iPads en las zonas de espera de sus puertas de embarque, conectadas a internet como una cortesía para que los pasajeros puedan navegar y matar el tiempo mientras sale el vuelo.
Detrás del gesto de cortesía, sin embargo, hay una estrategia de ventas, ya que al cabo de un tiempo de estar conectado a internet, surge una ventana en la que se ofrece al cliente la posibilidad de comprar comida en el avión, haciéndolo de una forma amigable y con menos presión de lo habitual.
También en muchas tiendas ya se ofrece la opción a los clientes de pagar su factura usando un iPad, donde se firma la factura y se puede meter el correo electrónico para futuras promociones. Asumen que cualquiera sabe manejar una de esas tabletas, y que hacen que la experiencia para el cliente sea mucha más agradable.
Por eso debería ser habituales en los negocios hispanos que quieren aprovechar la tecnología para ampliar sus ventas y de paso mejorar el trato al cliente. Son, en realidad, herramientas que requieren de una mínima inversión para captar un poderoso retorno.