Lagunitas Brewing Co., una de las mayores productoras de cerveza de California, empieza a sufrir las consecuencias por la limitación de su principal ingrediente
Siete galones de agua por cada uno de cerveza. Esa es la proporción aproximada que utilizan en Lagunitas Brewing Co., una de las fábricas de cerveza con mayor crecimiento en California en los últimos años, para crear su producto. Sin embargo, parece que la sequía que azota por tercer año consecutivo a California y que ha reducido el caudal del Russian River notablemente, es un enemigo inesperado en las expectativas de crecimiento de la cervecera.
Dos años se dan aún de margen, tiempo en el que, si no se quiere interrumpir o limitar la producción, las lluvias deben de equilibrar este déficit de agua. Sin duda un tema serio si tenemos en cuenta que el estado de California produce cerca del 18% del total de cerveza del país, contando además con más de 400 cerveceros artesanales, de acuerdo a los informes de California Craft Brewers Assn.
Y como siempre, estas crisis se cobran más víctimas entre los pequeños empresarios, que ya advierten que si no se recupera el balance de agua, los precios de las cervezas podrían empezar a subir para equilibrar la oferta a la demanda.
Pero, ya sea que se cumplan los deseos de todos y lleguen temporadas más lluviosas, Lagunitas ha decidido cubrirse las espaldas. Algo así como “si el agua no viene a mí, yo voy al agua”, y ha movido su mayor planta de producción a Chicago, donde el Lago Michigan espera listo a la cervecera.
Las pequeñas fábricas de cerveza, aún más afectadas por la sequía
Las estadísticas hablan que los pequeños operadores emplean al menos el doble de agua que las grandes fábricas, motivo por el que ya algunas cerveceras en Los Angeles han empezado a subir sus precios.
Ya son muchos los pequeños comerciantes que han empezado a tomar medidas para ahorrar, como por ejemplo empezar a utilizar agua reciclada en la fabricación o cambiar las cintas transportadoras metálicas, las cuales deben ser limpiadas constantemente con agua, por otras de plástico. Todo, claro, mientras se reza porque que empiece a llover en California.
