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Son padre e hijo y ya están cerca de abrir su noveno local, una casa de empeños que comenzó en 1980 para dar servicio a la comunidad.

Aquello ya parece otro país. Es tierra árida, calurosa y de paso para los que entran directos hacia el sueño americano, aunque para muchos otros, esa puerta de entrada es un hogar y una comunidad floreciente que habla español casi en un 100 por ciento.Allí, en San Ysidro, junto a la bulliciosa e imponente frontera mexicana con Tijuana, comenzó hace años su negocio un hombre que hoy es referencia a la hora de prestar dinero a su gente. Se llama Don Francisco y es dueño de El Monte de Piedad, la casa de empeños más antigua del lugar, en una zona donde hoy hay multitud de negocios como el suyo compitiendo por el mismo mercado.Quizá por su antigüedad y veteranía, su marca se ha multiplicado por nueve, con dos locales a punto de abrir sus puertas. Ahora tienen cobertura desde San Ysidro hasta Chula Vista y San Diego. Don Francisco lleva el negocio con su hijo, Omar, que comenzó desde pequeño en el asunto y sabe casi tanto como el padre.

Su entrada de capital es simple, tradicional como las casas de empeño que llegaron desde España en los tiempos de la conquista y que hoy existen por todo el mundo, lugares donde es fácil conseguir dinero a cambio de joyas y otros avalúos, algunas veces con más valor sentimental que comercial.

Todos esos valores se guardan con celo en una caja fuerte blindada, en pequeñas cajitas de madera que muchas veces se vacían cuando sus dueños regresan con el dinero para reclamarlos de vuelta, y que en otras ocasiones se venden, convertidos en oro y plata.

Don Francisco lleva en el negocio desde 1980, aunque la vocación comenzó en 1966, cuando sus compañeros le empezaron a pedir dinero prestado.

Tienen además la ventaja de no haber sufrido durante la recesión, sino todo lo contrario. “En tiempos de necesidad, es cuando la gente más necesita dinero para pagar sus facturas».

“Trabajaba en una tienda de comida y los compañeros me empezaron a pedir prestado”, explica. “Tenía cara de traer dinero y era muy ahorrativo, así que les empecé a cobrar intereses”.

Se empezó a correr la voz de que prestaba dinero y al ver que ganaba más dinero así, montó su propio negocio. Puso un espacio chiquito de 100 pies cuadrados en la misma avenida, la San Ysidro, donde tiene ahora su oficina principal.

“Me quedé aquí porque ésta es la puerta del país más poderoso del mundo, y calculé el flujo de población flotante que entraba y salía cada día. Sabía que había negocio. Por eso empecé el primero en esta calle “, explica este natural de Colima.

Fue un gran negocio desde el principio, y por eso puso todo su esfuerzo en sacarlo adelante. En el 2004 se incorporó su hijo, que estaba estudiando, y desde entonces la expansión no se ha detenido.

Omar explica que la diferencia con los competidores es el servicio al cliente y que “manejamos más volumen en préstamos. Damos más lana que nadie en esta calle”.La media son 100 dólares, dinero que los clientes destinan a gastos necesarios como comer, pagar sus facturas y libros para los niños. “Si fueran al banco nunca les prestarían. Pierden el trabajo y necesitan dinero para comer. Por eso lo empeñan en el Monte de Piedad”.Pese a la media, pueden llegar a prestar cantidades más altas, como 5,000 dólares si los brazaletes o cadenas de oro que trae el cliente lo vale. “Cuando más pesa el oro más dinero le damos”, explica Omar, quien confirma que el negocio “anda bien” por dos factores: el precio histórico del precio del oro en el mercado y la recesión, que hace que la gente acuda más a pedir dinero.

Aún así confían en que la crisis pase para que la gente tenga dinero para devolver los préstamos y no tener que quedarse con las joyas. Saben que tiene mala fama por tratarse de una casa de empeño, criticados por aprovecharse del mal ajeno, aunque Don Francisco asegura que “está mal interpretado porque es una necesidad profesional. Tratamos de ayudar a la gente”.

Monte de Piedad
329 E. San Ysidro Blvd
San Diego, CA 92173

www.montedepiedad.com
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