Imagen de oficina de Nextspace

Acaban de abrir su idea en Los Angeles, oficinas informales, baratas y eficientes para pequeños empresarios sin capital para pagar grandes alquileres

La proliferación de pequeños negocios por internet derivó hace años en la apertura de otro negocio paralelo, uno que facilita el espacio necesario a bajo coste a esos emprendedores que aún no tienen el capital suficiente como para tener oficina propia. Se trata de Nextspace, una alternativa a cafés como Starbucks, que durante años han acogido reuniones informales de nuevos empresarios acostumbrados a trabajar desde casa.

«Es como una biblioteca pero con teléfonos inteligentes y computadores portátiles», confiesa al diario USA Today Alisa White, dueña de una pequeña importadora de te chino por internet, Matcha Source. Jeremy Neuner está detrás de la idea, que acaba de abrir sus primeras oficinas en Los Angeles, abriendo el abanico tras tener presencia en San Francisco, Austin, Boston, Chicago y Nueva York.

Las membresías comienzan en 145 dólares al mes —considerablemente más barato que una oficina tradicional— en una ciudad como Santa Cruz y hasta 300 dólares en Los Angeles por una mesa con acceso a internet y hasta café gratuito. Se puede alquilar por días, semanas o meses, dependiendo de la necesidad del cliente.

Y por una tarifa adicional, los clientes pueden alquilar un salón de conferencias o una oficina privada, sin música ni molestias de otros usuarios.

Para Neuner, esta idea es la respuesta moderna a los cibercafés, que cada vez tienen menos razón de ser en Estados Unidos y en otras partes del mundo, y una alternativa barata no solo para trabajar, sino para socializar y no trabajar desde casa todo el día, como hacen cada vez más empresarios independientes.

«Lo que la gente está descubriendo es la necesidad de la conexión humana», asegura Neuner.  Algo que además ayuda a desarrollar los negocios de una forma más fluida.

Algunos como Sol Lipman comenzó su empresa usando el espacio de NextSpace, una empresa de móviles similar a Foursquare, y terminó por vender su compañía a AOL por 10 millones de dólares.

«Trabajar en casa no es satisfactorio«, asegura Lipman. «Soy una persona social, y entiendo que las mejores oportunidades en el mundo son las que surjen de interactuar con otra gente».

Estos espacios compartidos son baratos, eficientes, y parecen ser el futuro de una nueva generación estadounidense, cada vez más inclinada hacia los negocios independientes y sin jefe alguno que dictamine su futuro. Suena a un gran comienzo para miles de emprendedores.

 

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