Domino's pizzaJosé Ignacio Cuesta es mexicano, orgulloso dueño de tres Domino’s Pizza, una compañía con la que se identifica y en la que no tiene techo

A primer golpe de vista, nada hace presagiar que el joven que anda haciendo una pizza concentrado en la parte de atrás del local sea el dueño del Domino’s Pizza de Westminster. Va vestido en traje de campaña, con un delantal, pantalones cortos, la gorra de la marca y unos tenis deportivos, metido en faena, con las manos en la masa. Pero en cuanto pronuncia sus primeras palabras, es fácil adivinar el por qué de su éxito rotundo. La determinación y energía de José Ignacio Cuesta son contagiosas.

«No me gusta ir vestido de camisa y corbata y con relojes caros», confiesa este chilango hijo de españoles, de un asturiano y una gallega emigrados a México DF en el 49 y en el 64. «Me gusta dar ejemplo a los empleados trabajando como uno más. A mí no se me caen los anillos por ponerme a limpiar un baño».

Y menos en un local del que se siente especialmente orgulloso y que acaba de remodelar, recién pintado y con nuevas pantallas de televisión para desplegar el menú. Pero no es el único. Tiene tres ya en propiedad y quisiera tener cinco, toda una hazaña para un hombre de 40 años recién cumplidos que empezó con solo 21 años repartiendo pizzas para la cadena.

Claro que esa etapa fue fugaz. «Como repartidor duré cuatro semanas y después me pusieron como asistente, y tras eso gerente en seis meses, de un local que ahora es mío», confiesa con una sonrisa de orgullo. «Me encantó el concepto desde un principio, por el hecho de que todo es hecho a mano, fresco y que hay mucha adrenalina por las llamadas constantes de teléfono».

Con él al frente, los locales subieron como la espuma, triplicando su facturación. De esa forma se abrió la oportunidad para algunos de los gerentes, varios de ellos hispanos, de hacerse con su propia franquicia. Corría el año 2008.

Cuesta explica que para hacerse con una tienda de Domino’s Pizza en propiedad hace falta capital, trabajo y conocer el negocio antes de tener la oportunidad de que sea tuyo. «De tu bolsa necesitas 30.000 dólares en el banco para empezar con todo tipo de gastos, más el enganche que te pida el banco, un 20 por ciento más o menos. Los locales empiezan en 250.000 dólares y hasta 3 millones de dólares», dependiendo de la zona y de lo que facturen.

Suena a camino de rosas pero Cuesta dice que lo pasaron mal también. «Hubo días muy difíciles porque no había suficiente dinero en el banco para pagar. Y es como todo, si das mal servicio y mal producto, hazte a la idea de que no te va a ir bien. Es muy distinto a un McDonald’s porque aquí todo es fresco y la diferencia entre una pizza y otra es grande si no se pone cuidado».

Domino’s Pizza en el colegio

Además está la conexión con la comunidad que ha establecido Cuesta. Tiene controlados todos los distritos escolares de su zona y les envía pizzas frescas cada mañana, con una masa especial e ingredientes bajos en grasa para los estudiantes. «Hay que saber dar un trato especial a los clientes y regalar pizzas de vez en cuando».

También explica que hace turnos como todos los demás, pizzas como todo el mundo, además de ejercer como dueño y supervisar la limpieza del local, la temperatura de los hornos. De todo un poco, siempre pendiente de los clientes, vertiginoso en su control de lo que está pasando en todo momento en su pizzería.

Al final le queda la satisfacción de amar lo que hace con una pasión que los anuncios en televisión no reflejan, una visión clara de futuro y la honestidad del trabajo bien hecho. ¿Y la calidad de las pizzas? «Superior, lejos del estereotipo que existe en la calle. Todo es fresco, sin congeladores y con la posibilidad de darle el toque hispano al producto». Jalapeños, pimientos rojos o lo que haga falta para que la comunidad se identifique.

Escuchando su forma de hablar del negocio, dan ganas de seguirle los pasos.

Si quieren visitar Domino’s Pizza de José Cuesta, está ubicada en 7985 Westminster Avenue, Westminster, CA 92683 / (714) 897 2280

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