Hoy, este empresario de 33 años es dueño de Tri Tax, una franquicia con 150 oficinas en el sur de California

Fenómenos como el de Carlos Márquez no se ven todos los días, un hombre que a los 33 años hace con su tiempo lo que le parece mejor, dando charlas en radio y conferencias ante grandes o pequeñas audiencias de lo simple que es hacer bien algo aparentemente complicado. Márquez habla de los impuestoscomo una ciencia que cualquiera puede manejar con el entrenamiento adecuado, un hombre que lo sabe todo de ese negocio después de haber recibido ofertas de un gigante como H&R Block para comprarle su compañía.

Márquez, que empezó en una pequeña oficina de pocos pies cuadrados en San Pedro con tan sólo 14 años, hoy es dueño de un imperio de 110 oficinas que este año serán 150. Es presidente de Tri Tax, una de las empresas hispanas más importantes de California.

Dice que no puede hablar de cifras porque podría comprometer a los dueños de sus franquicias, pero baste el dato de su casa de Palos Verdes, por la que pagó un poco más de un millón de dólares con sólo 21 años. «Empecé a soñar con un sitio así cuando una profesora muy especial me llevó hasta su casa para cortarle un árbol», explica sonriente Márquez. «Me dijo que lo iba a conseguir por mi constancia y hasta aquí he llegado».

Todo para un hombre procedente de una familia muy humilde —»mis padres vinieron de un rancho en México»— que se saltó el colegio cuando los negocios ya no le daban tiempo para nada más. «Me intentaron hacer prometer que volvería, pero hablé con el director de mi escuela y le conté que ese año, el primero haciendo impuestos, había ganado 53.000 dólares. Me miró y se rió al confesarme que ganaba más que él».

Márquez tenía el buen ojo del chiquillo listo y avispado, un joven que después de abrir su primera oficina, decidió replicar su éxito con otro local en Wilmington, compitiendo con otros negocios que llevaban años instalados en la zona. Algunos, por lo visto, se molestaron con los precios de Márquez, más barato que todos los demás, aunque la furia procedía en realidad de la cantidad de clientes que consiguió acumular y de su estrategia de repartir publicidad y de dar a conocer su marca.

«La prueba está en que la mayoría de esos negocios siguen ahí, con los mismo rótulos y la misma estrategia. No han evolucionado nada», confiesa este empresario californiano. El, en cambio, logró ser el propietario de 11 oficinas de Tri Tax antes de cumplir 21 años, todo un récord de precocidad.

Después, entre los 21 y los 25 años ascendió hasta las 38 oficinas, tanto estrés que uno de sus empleados le encontró en el suelo, desplomado con la tensión muy alta, al borde de un ataque al corazón. «A raíz de ese incidente, vendí unas cuantas oficinas y me tomé un año de descanso para cuidarse y rebajar de peso. Yo era un hombre muy grande. Pesaba casi 500 libras y en un año logré quitarme casi todo las libras de más de encima».

Y cuando el negocio se hizo tan grande que no podía manejarlo, contrató a un reconocido gestor, Frank Montaño, que le ayudó a pensar de forma diferente y a delegar. Ahora tiene gente que sabe que por 15.000 dólares puede entrar a formar parte de la franquicia pagando un 10 por ciento de regalías, un pequeño ejército que ha ayudado a expandir la marca de forma exponencial.

«Ahora yo intervengo poco en el negocio. Antes estaba encima de cada cosa, pero con Frank he aprendido a delegar. Visito los negocios, trato de estar con la gente, pero hay semanas en las que no hago nada directamente. Antes me pasaba días pagando facturas de todos los locales. Mi vida ha cambiado», explica Márquez, un genio sencillo y claro en su forma de explicar los conceptos.

Su objetivo: crecer en servicios ofreciendo envíos de dinero, además de desarrollar la tarjeta visa que acaban de lanzar, todo bajo la misma marca. No hay límite para Carlos Márquez, el millonario precoz.

Más información en https://www.tri-tax.com

Dirija sus comentarios a pscarpellini@elclasificado.com

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