Richard Daigle es el fundador de Irrigator Tech, una escuela para jardinería y sistemas de riego con más de 16.000 miembros en todo el país. La mayoría son hispanos

Richard Daigle no tiene problema en confesar que a estas alturas de la vida y con unos kilos de más, ya no está para andar subiéndose a los árboles. Sin embargo, recuerda orgulloso que con 16 años, era el único que se dedicaba a semejante menester en su área, y que a razón de 50 dólares por palmera podada, se fue haciendo con un capital importante.

Hoy, con el sueño americano en el zurrón, se dedica a ayudar a los demás a cosechar frutos similares a los que alcanzó él en su tiempo, sin apartarse de lo suyo, la jardinería y los sistemas de riego, pero desde el punto de vista del maestro.

Hace 11 años, Daigle abrió su compañía, Irrigator Tech, y más tarde, fundó la Asociación de Paisajistas Latinos Profesionales (All Pro), que imparte clases a hispanos —en su inmensa mayoría—, con ganas de lograr una certificación en su rama para dar el salto de calidad hacia más dólares por hora.

“Queremos que suban la escala social, que aprendan cuestiones como cortar un árbol o podar un cesped de un jardín de una forma más profesional para que pasen de 8 dólares por hora a 25”, dice Daigle. “Nosotros nos limitamos a escuchar hasta dónde quieren llegar para darles la certificación necesaria”.

Algunos de los alumnos de Daigle son empleados de una corporación, pero muchos otros son contratistas independientes. “En esos casos, les ayudamos a que puedan abrir su propia empresa”, afirma. El objetivo es convertirse en el mejor jardinero posible a través de la educación.

El camino es simple. Basta con pagar una suscripción anual de 100 dólares y después abonar las clases que se tomen, con descuentos para los miembros de la asociación. En total, son 16.000 miembros en todo el país, desde Nueva Jersey hasta Arizona y pasando por California, donde tienen la sede central.

Daigle explica que las clases son muy prácticas, con lecciones sobre cómo instalar un sistema de riego o cómo ahorrar agua.

En cuanto a los miles de indocumentados en la industria, este experto de la jardinería cree que es cuestión de educación para que salgan de las sombras y escalen posiciones dentro de la industria. En lo personal, dice que los hispanos, con o sin papeles, son un gran beneficio para el país, “indudablemente, pese a que muchos se aprovechan de ellos”. Por otra parte, constata que su ascenso es imparable, citando empresas como Azteca Landscape o Stay Green, en Santa Clarita, con más de 1.000 empleados.

Pero no todos los ven tan claro. Para algunas asociaciones rivales, los hispanos son una amenaza. “Muchos no quieren que crezcan, que se hagan más importantes en la comunidad. Supongo que es porque los quieren seguir explotando por 8 dólares la hora”, argumenta Daigle, un californiano oriundo de Glendora. “No tendríamos nada sin el mercado hispano”.

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