Hay pequeñas y medianas empresas que a veces necesitan dinero rápido para solventar gastos o para empujar un nuevo proyecto o idea, pero que por alguna razón no cumplen con los requisitos que piden los bancos y las grandes instituciones financieras que otorgan préstamos de negocio.
En ese caso, una entidad privada puede ser la mejor alternativa para conseguir liquidez. Pero antes de visitar la oficina del prestamista o de firmar cualquier acuerdo, es crucial que primero pueda responder las siguientes tres preguntas:
1. ¿Para qué va a utilizar el dinero? Adquirir más inventario, expandir su negocio o cubrir un déficit temporal, pueden ser una buena respuesta. Este tipo de proyectos le van a permitir incrementar sus ingresos en un futuro. Pero si necesita dinero para propósitos generales del negocio o para consolidar una deuda, mejor busque en otro lado.
¿Está absolutamente seguro de lo que tendrá que pagar por el préstamo? La tasa de interés establecida probablemente no sea la tasa efectiva, especialmente si el interés se capitaliza diariamente y el término del préstamo es de menos de un año. Los costos por el proceso del préstamo pueden aumentar también la tasa de interés. Asegúrese de de saber cuánto saldrá de su cuenta de banco y cuándo.
¿La entrada de dinero en efectivo igualará a la cantidad que saldrá? En un panorama ideal, el dinero que está esperando de un proyecto que financió llegará a tiempo para pagar el préstamo que pidió. Utilizar un préstamo a seis meses para pagar el total de un año en inventario es un problema, porque el ingreso por vender ese inventario retrasará el plazo de pago. Puede usar usar otra fuente de efectivo –incluso el del mismo préstamo– para hacer pagos en el plazo más corto, pero solo si puede reponer el flujo de efectivo rápidamente.
