Aunque nadie quiere ni oír hablar del asunto, los datos de empleo del viernes pasado han vuelto a avivar los temores de recesión. Las empresas estadounidenses generaron 38.000 puestos de trabajo en mayo, un número escuálido que significa el peor dato en seis años pese a haber dejado el índice de desempleo en un saludable 4,7 por ciento.
Es una tendencia bajista que se ha venido manifestando en los últimos meses y que generalmente, de acuerdo a los datos históricos, señala el camino hacia una corección de la economía. «Desde 1960, cuando los puestos de trabajo se han situado por debajo de la media de recuperación, la economía americana se ha situado en una posición de recesión de entre 9 y 18 meses en el futuro», indica un informe de Barclays.
Por lo tanto, el riesgo es ahora mayor que hace un año de que el dato de crecimiento de la economía sea negativo a corto plazo, devolviendo los temores que sacudieron los mercados en 2008 y que desembocaron en miles de puestos de trabajo perdidos y una situación de crisis económica que el país no había vivido desde la Gran Depresión de 1929.
La noticia es un aviso para miles de pequeñas y medianas empresas, una oportunidad para tratar de estar prevenidos en caso de que llegue un bache a nivel nacional. Los expertos recomiendan aumentar el nivel de ahorro y de eficiencia en las empresas, eliminando ahora el exceso de equipaje en lo que a gastos y personal se refiere. Pueda que sea un buen momento para analizar cada componente de su compañía.
En cualquier caso, el discurso es moderamente optimista puesto en Wall Street puesto pocos creen que se vaya a producir una crisis como la que sacudió el mercado inmobiliario hace 8 años. Los precios de la vivienda han subido de forma paulatina, sin entrar en una burbuja especulativa, y la sensación es que la población ha aprendido a vivir mejor con menos. Puede que si llega, no sea fiera como la de entonces.
