Juan Carlos en el taller donde se confeccionan los brincolinesJuan Carlos Alcántara, propietario de Gabino’s Jumpers emigró a EEUU con 19 años y hoy maneja un emporio de inflables que emplea a 43 personas

El sueño americano está vivito y coleando. Gabino, como le conoce todo el mundo, es la mera encarnación del concepto. Con solo 19 años cruzó la frontera por Tijuana con un amigo, caminó toda la noche hasta San Diego y al día siguiente se puso a trabajar en un taller mecánico de Riverside. Hoy, con 47 años, es dueño de Gabino’s Jumpers Wholesale, una compañía de inflables en El Monte, al este de Los Angeles. Tiene 43 empleados y factura millones de dólares al año. “He tenido mucha suerte en la vida”, analiza desde la sala de conferencias en su empresa.

Su nombre verdadero es Juan Carlos Alcántara, acaba de cumplir 15 años en el negocio de la venta de brincolines, toboganes inflables y piscinas de plástico. De una pequeña nave pasó a una gran instalación con maquinaria automatizada donde está cerca de alcanzar la meta de los 300 inflables fabricados al mes, algunos con un precio de hasta 2.000 dólares que vende a pequeñas empresas que a su vez los alquilan para cumpleaños, primeras comuniones y todo tipo de celebración.

Juan Carlos sentado en uno de sus brincolines.

En el condado de Los Angeles estas estructuras de colores brillantes constituyen toda una industria. Antes de la pandemia, raro era el barrio que no tuviera uno instalado en un fin de semana cualquiera con niños dando brincos y pegando gritos, una costumbre que se apagó con la llegada del COVID y que ahora está volviendo a brotar.

“Se nota el impacto de las vacunas y el que la gente se va volviendo a animar con fiestas y celebraciones, especialmente los hispanos, que son los más dados a gastar”, explica Gabino. De su cartera de más de un millón de clientes, un altísimo porcentaje son latinos, instalados en la costumbre de celebrar por todo lo alto y no reparar en gastos. En parte por eso se decidió a abrir un salón de fiestas para celebrar bodas, fiestas de quinceañeras y otros eventos, una pata más de su ambición empresarial. También ha abierto una imprenta.

“El mercado hispano no para de crecer y esto nunca va a parar, porque nacen mil niños al día solo en California”, analiza. “Y hay una costumbre de celebrarles los cumpleaños los primeros 10 años. Veo mis brincolines hasta en Tijuana y Ensenada, y eso me da mucho gusto”.

Juan Carlos en la sala de materiales.

Son los frutos de la decisión de dejar atrás su vida de adolescente en México para aspirar a más en EEUU. “Gracias a venirme aquí he podido hacer muchas cosas, he ayudado a mis cinco hermanos, me traje a mis cuñados para que trabajasen y mandasen dinero a México… es un logro que uno está haciendo”, afirma. “Estamos bien porque hay mucha gente en México que aunque quiera, no puede”.

Su meta es crecer “mucho más”, duplicar las ventas y el número de empleados. Todo eso sin estudios, a punta de instinto y ambición. “Cuando llegué a Estados Unidos me di cuenta de que en este país había forma de hacer dinero, siempre y cuando lo quisieras. Eso es lo bueno de EEUU, un país al que le debo mucho. He podido hacer todo lo que he querido”. EC

Gabino’s Jumpers Wholesale: Web: www.gabinosjumpinc.com. Facebook: @Gabinos-Jump-Inc

Share.

Inscríbase a nuestro boletín

Reciba todos los artículos más importantes a su email