Ignacio y Nacho Hernández, padre e hijo, fundaron hace casi una década un supermercado virtual, una referencia indiscutible de comida mexicana en la red.
Llevaba toda la vida en el negocio de la comida a la vieja usanza hasta que su hijo Nacho terminó una maestría y consiguió un trabajo en Suiza. Aquella experiencia interesante le abrió la mente a Ignacio Hernández hacia lo que hace en la actualidad: vender comida mexicana por internet. Ahora, Mexgrocer.com es una potencia indiscutible en el negocio, con miles de personas visitando su página diariamente.
De hecho, tienen tanta presencia en la red, que cualquiera que haga una búsqueda en un buscador como Google de salsa Tapatío o cualquier producto de Herdez, se topa de inmediato con Mexgrocer.com.
Hernández, fundador y presidente de la empresa, presume de tener de todo, desde tamales hasta tortillas pasando por molcajetes y sombreros mexicanos. De momento, distribuyen 1,800 productos a todas partes de Estados Unidos, de Alaska a la Florida.
Y ahí es donde en parte reside el negocio, en el hecho de que es un producto muy fácil de encontrar en zonas con alta concentración de mexicanos pero casi un lujo para residentes en lugares como Iowa o Wisconsin, donde la comida mexicana no es tan habitual. La nostalgia se ha convertido en su fuente principal de ingresos.
“Hay que tener en cuenta que el 15 por ciento del censo son hispanos, y dos terceras partes tienen origen mexicano”, una referencia fundamental a la hora de vender comida del país vecino. También tiene en consideración a la segunda generación, que se ha trasladado a otras ciudades de Estados Unidos. “Nuestra idea era venderles productos no perecederos difíciles de encontrar para gente con el poder adquisitivo que no podía incorporar esos productos a la cocina”.
“También estaban los mexicanos sin tiempo de ir al Este de Los Angeles o a Santa Ana para comprar productos, y que ahora optan por comprarnos a nosotros por internet”, explica.
Pese a todo, Hernández aclara que casi la mitad de sus consumidores son estadounidenses, gentes aficionadas a la comida del país vecino —la más popular en el mundo después de la italiana— o personas con algún vínculo con México por raíces o parentesco.
Ahora, casi una década después de su inicio en el 2000, tiene una poderosa base de clientes y un nombre muy importante en la red. Además, también poseen su propia bodega después de crecer lo suficiente. Atrás quedan los comienzos titubeantes, como empezar con una página en inglés y otra en español. “Aprendimos mucho de nuestros errores”.
Tanto, que están expuestos a todo el mundo las 24 horas del día. Con esa exposición descubrieron que hasta los militares querían usar sus servicios, mandando comida a soldados hispanos en todas partes del mundo, incluyendo barcos en Irak.
Y aunque su expansión ha sido óptima en los últimos años, Hernández confía en que todo el tráfico que tiene su página se traduzca en más compras. “Calculamos que solo un 5 por ciento de las personas que nos visitan compran algo”, lo que esperan mejorar. El resto, caen en la página atraídos por el diseño, la variedad de fotos de productos, y sobre todo, las recetas de cocina mexicana.
“Eso es algo en lo que estamos trabajando ahora, en sacarle más partido a esas visitas con publicidad en la página, que cada vez es mayor”, dice el empresario mexicano. “El contenido es fundamental en el negocio de internet”.
Mientras tanto, siguen saliendo de las estanterías de su bodega los chocolates, tamales y nopales del otro lado de la frontera en busca de nostálgicos y fanáticos de la comida mexicana, que hace mucho tiempo que ya son legión.
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