Imagen del capitolio de Washington

Michael Astrue, comisionado de la Seguridad Social, confía en que se comience el debate en el Congreso para salvar un beneficio que podría empezar a agotarse en el 2037.

Está sentado en uno de los sillones más calientes del actual Gobierno en Washington. Michael Astrue es el Comisionado de la Seguridad Social, una entidad histórica que atraviesa uno de sus momentos más delicados por el retiro de la generación conocida como ‘baby boomers’, nacidos después de la Segunda Guerra Mundial y hasta comienzos de la década de los 60.Esos trabajadores, que formaron uno de los grupos más prolíficos en la historia del país por la explosión de natalidad, dejarán un vacío enorme cuando abandonen la fuerza laboral, y no sólo por la cantidad de beneficios que deberán cobrar después de años de cotización al Seguro Social, sino por la falta de gente para sustituirlos por detrás.Eso provocará que en 2037 las arcas del estado ingresen menos de lo que otorgan en beneficios, algo que ha abierto el debate en Washington para que se dé una reforma urgente. Astrue cree que es vital para evitar males mayores, aunque está convencido de que será una batalla complicada en el Congreso.

De momento, acaba de presentar una nueva herramienta para poder inscribirse y aplicar por el retiro y el Medicare en internet, todo un adelanto para hacer la vida más sencilla al contribuyente.

Supongo que están en plena campaña para que se conozcan los nuevo servicios por internet.

Hay como medio millón de americanos que sólo aplican por Medicare y que todavía están trabajando, y ahora mismo tienen que venir a las oficinas. En algunas partes del país pueden ser varias horas de andar manejando. La mayoría de los ciudadanos quieren hacerlo rápido y ahora pueden hacerlo online. Hemos hecho unas pruebas y lo pueden hacer en diez minutos.

¿Cuanto dinero se ahorrarán con este movimiento?

No reduce el presupuesto, pero nos ayuda a poner los recursos en otro lado para dar mejor y mayor servicio a aquellos que necesitan más atención.

¿Cuál es la máxima preocupación como parte del Social Security para usted?

A corto plazo estamos enfocados en hablar de la reforma por la solvencia. Es una discusión que se ha ido posponiendo por la reforma sanitaria, pero creo que hay una posibilidad razonable de que se reabra la discusión después de las elecciones en el Congreso. Claramente necesitamos llegar a una solución para que los estadounidenses entrando el mercado laboral tengan la confianza de que la Seguridad Social estará ahí para ellos. Muchos de ellos no lo creen y otros están demasiado preocupados por la quiebra de la Seguridad Social.

¿Pero no es cierto que el sistema estará técnicamente en números rojos en el 2037?

Pensamos en esa fecha como en nuestras propias finanzas pero la realidad es que no es así. Lo que significa es que no tendremos dinero para pagar la totalidad de los beneficios, pero aún así podremos hacer frente al 75 por ciento del nivel actual, eso si no llegamos a antes una reforma para que eso no pase. No quiero decir que no sea bueno el panorama, pero se puede buscar una solución.

¿Hasta qué punto son reales esos números?

Creo que son muy reales, aunque los números del Medicare son difíciles de predecir de aquí a cinco años. En el aspecto del retiro, la demografía es fácil de predecir y puedes saber qué va a pasar para entonces. Esperamos que el Congreso se ocupe de eso y que la fecha se mueva de 2037 hasta el 2060, por ejemplo.

¿Cuál sería la situación ideal?

El objetivo es conseguir solvencia para los retirados de más de 75 años. Y la única manera de lograrlo es recaudando más dinero o cortando los beneficios. Y una manera sería con nuevos impuestos, pero cualquier cosa puede pasar en un debate que seguro será bipartidista. Creo que al final será una mezlca de más impuestos y recortes a los beneficios, y cuanto antes lo hagamos, menor será el sufrimiento para la sociedad.

¿Cuándo sería un momento ideal para acometer esa reforma?

Ideal sería la semana que viene (risas), pero soy realista y no creo que haya tiempo este año. Espero que haya debate y se construya algo de consenso para poder acometer la reforma el año que viene o en el 2012.

¿Cree que volverán los gritos de socialismo cuando se abra el debate sobre la Seguridad Social como ya pasó con la reforma sanitaria?

Una de las cosas que hace que el oficio de político se haya vuelto menos divertido que antes es el hecho de que el debate público en Washington y en el resto del país se ha vuelto más desagradable que nunca, tanto en la izquierda como en la derecha. Hay mucho tinte personal. Pese a todo, hace falta más consenso antes de que votemos por una reforma. No queremos que vuelva la frustración del público por ver que determinados aspectos se pasan por encima, como sucedió con la reforma sanitaria. Pase lo que pase, la reforma del Seguro Social será dolorosa.

¿Hasta qué punto serán importantes los hispanos para asegurar el futuro de la Seguridad Social?

Su impacto será fundamental porque es el grupo de mayor crecimiento, especialmente entre los jóvenes. Tendrán más impacto que nadie. Ahora, en términos de la inmigración ilegal, no creo que tenga un impacto muy importante en la futura solvencia del sistema. De hecho, ahora tenemos unas ligeras ganancias producto de la inmigración ilegal. Si legalizas a 12 millones de personas, mucha gente tomará beneficios, así que no creo que haga una gran diferencia en nuestras cuentas.

 

 

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