Cesar Chavez, locutor de radio

El nieto del mítico activista ha logrado mantener viva la voz de su abuelo, su lucha y entrega por los campesinos desde Bakersfield

Radio Campesina cuenta con una voz que no se escucha pero que resuena en sus despachos, un hombre humilde y honrado, como su abuelo, que aunque no es muy dado a dar la cara, sigue en la lucha como sus antepasados. Su nombre lo dice todo. Se llama Cesar de nombre y Chavez de apellido, nieto del gran líder civil y sindicalista por los derechos de los campesinos, que junto a la mítica Dolores Huerta, lograron cambios importantes en las condiciones de vida de miles de campesinos mexicanos.

El Chávez de tercera generación tiene un aire a su abuelo, criado entre protestas y voluntariado, ayudando a los demás en la zona de Bakersfield y sus campos a tener una vida mejor. Aprendiendo junto a sus dos grandes figuras, su abuelo y su padre, empezó en la radio en 1999.

«Empecé cuando La Campesina la llevaba mi padre», dice Chávez desde un despacho cerrado en las afueras de Bakersfield, con el aire acondicionado a buen tono para evadir la ola de calor que sacude al resto del condado. Fuera reinan los 101 grados a la sombra.

«Mi abuelo fue el precursor» de un negocio familiar, hasta cierto punto, que ha ido saltando de generación en generación.

«Siempre supe que quería hacer esto», dice el joven Chávez, un empresario con cara de niño pese a sus 30 años y sus dos hijos. «Estudié Comunicaciones en Cal State Bakersfield y no encontré nada, y como pasaba mucho tiempo en la emisora, me fui quedando».

Ahora, maneja los destinos de La Campesina en Bakersfield, una emisora que se oye en Yuma y Phoenix (Arizona), Yakima (Washington) y en Bakersfield, Salinas, Visalia y Tulare (California), con el objetivo de mantener viva la voz y seguir en la lucha.

«Todavía tenemos esa esencia, con un trato diario de asuntos como inmigración, seguridad en el trabajo y cuestiones financieras, entre otras cosas, con una media aproximada de medio millón de oyentes diarios. La idea es entretener y educar al mismo tiempo», cuenta Chávez.

Y eso que las cosas han cambiado desde los primeros días de la emisora, cuando resonaba la voz y la conciencia de César Chávez. El primer día de emisiones fue en mayo de 1983, tras décadas persiguiendo el sueño de educar y compartir información con los campesiones a través de la ondas radiales.

«Los primeros días en Visalia eran de mucha más conversación, con programas hablados sobre distintas temas. No había tanta musica como ahora, que ocupa la mayor parte del tiempo en la emisión actual».

Pese a ello tienen llamadas constantes de los oyentes, unos que conoce desde los tiempos de juventud, cuando llegó a participar en protestas y como voluntario en actividades varias. Dice el joven Chávez que siente la presión por representar a su abuelo hasta cierto punto, y que no quiere renegar de ella. «La gente espera que hagas lo que tienes que hacer, porque crecí con mi abuelo hasta que falleció, ayudándole como un niño y por eso fue natrual para mí el querer ayudar a la gente», se sincera.

No obstante, no oculta que no es tan conocido que su abuelo. «No soy portavoz de ninguna fundación ni de Radio Campesina. Creo que la gente entiende que estamos aquí para ayudarles, sin importar el apellido».

www.campesina.com

 

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