Verónica Obregón es una trabajadora social licenciada en psicología que ha abierto consulta en Monterey Park
Los asuntos de diván suelen ser tabú en la comunidad hispana de Estados Unidos. Simplemente, no hay costumbre de recurrir a un profesional cuando hay un problema de tipo psicológico o psiquiátrico. El estigma asociado con esa clase de actividad pesa demasiado. Verónica Obregón, una trabajadora social con años de experiencia, lo sabe y está dispuesta a luchar para revertir la tendencia. Acaba de abrir su consulta privada en la ciudad de Montebello, otro negocio hispano que añadir a una contribución infinita a la primera potencia mundial.
Obregón, una chilanga que emigró con sus padres a los dos años y que se benefició de la amnistía de Ronald Reagan en 1986, llevaba 15 años dedicada a los servicios sociales y pensó que era momento de cambiar.
“He atendido a policías, bomberos, profesores y creo que ahora lo puedo hacer de forma independiente”, explica desde su pequeña consulta en el 215 W. Pomona Blvd., en Monterey Park. “Preferí quedarme en esta zona porque somos muy pocos profesionales dedicados a esto”.
Su idea es conectar de una forma más profunda con la comunidad hispana y educarles en lo que significa la salud mental. “Es una de las mejores inversiones que se pueden hacer, aunque la gente piense que es caro”. Afirma Obregón. “Todo depende en cuánto se quieran cuidar o en si tienen un seguro médico”.
Esta licenciada en psicología educacional por UCLA cree que la gente no se da la oportunidad de cuidarse. “Pensamos que con un día de pedicuras y relajación nos vamos a recuperar, pero eso no sirve para nada. Si estás estresada te tienes que atender con un servicio de salud mental de verdad. Espero poder atender a mujeres profesionales adultas que sienten estrés o depresión, o a personas que atienden a otras personas en crisis, como policías o bomberos”.
Especialmente en este momento de tensión política por los cambios que han llegado de la mano de Donald Trump y que están afectando a la comunidad hispana por miedo a deportaciones. “Ahora hay un ambiente tóxico y hay personas que necesitan más apoyo porque les está afectando de forma directa”.
Obregón, que abrió sus puertas hace pocos días, confía en darse a conocer a través de redes sociales y del boca a boca. Lleva mucho tiempo en la profesión y la conoce bien. Su esperanza es afectar vidas de forma positiva. “Creo que lo puedo conseguir. Estoy motivada”.
Para más información, puede visitar su página veronicaobregon.com
@pscarpe