Andrés Jaramillo es un emprendedor nato. Con 40 años, es dueño de una empresa que factura 3,5 millones de libras de carne al año, todo en clave mexicana pese a haber nacido en Bogotá.
Hace tan sólo cuatro años, Andrés Jaramillo no sabía nada de carnes ni de adobos ni de cómo llegarle al consumidor mexicano que pululaba por los supermercados latinos. Hoy, maneja con la precisión de un reloj suizo una empresa cárnica —Don Pedro’s Kitchen— con mucho sabor mexicano pese a haber nacido en Bogotá, desde la cecina hasta un chorizo que empezó con acento salvadoreño pero que ya tiene el indiscutible sabor de los embutidos del otro lado de la frontera.
Jaramillo tiene 40 años recién cumplidos y el olfato agudo del emprendedor empedernido. Es un lector voraz, con la curiosidad incansable de los que siempre quieren más, algo que le ha acompañado desde que comenzó a escalar posiciones en la vida a los 18 años.
“A esa edad me vine a Estados Unidos, sin haber terminado de estudiar y monté un negocio de flores”, cuenta desde el despacho de su empresa en Covina, California. “Ese verano aprendí el negocio a través de un cliente de mi familia en Miami, que a su vez tenía un cliente en Los Angeles, con el que pude trabajar. Pero sin dejar de estudiar”.
Esa empresa, bajo la dirección del joven Jaramillo, se convirtió en la mayor distribuidora de rosas del sur de California en sólo cuatro años, con producto de Ecuador, Colombia, Holanda e incluso Tailandia.
En el 94 vendió una parte de sus acciones para terminar su posgrado, y tres años más tarde se animó a montar una empresa de consultoría financiera, haciendo varios proyectos con bancos en el campo de los derivados.
El problema surgió con las flores, cuando el gerente, un hombre de toda confianza para Jaramillo, decidió independizarse de la noche a la mañana llevándose consigo una gran parte de los clientes, proveedores y los mejores vendedores para montar la competencia.
Fue un duro golpe para las aspiraciones del bogotano, que tuvo que dedicarle cinco años de su carrera para defender la empresa y devolverla al lugar donde estaba. En el 2004, lo dejó en manos de otro gerente, aunque las cosas nunca fueron como antes. “Hubo una combinación de factores, entre una competencia durísima y problemas de gestión”, explica el empresario. “Al final me retiré de las flores porque ya era hora, ya no sentía la misma pasión”.
Era el momento de la carne. “Con un dinero de una inversión inmobiliaria que hice, compré Don Pedro’s Meat, un poco porque siempre me ha gustado el negocio de la comida y la expansión del mercado hispano”.
De esa combinación surgió una empresa que hoy en día tiene 26 empleados, que produce 3 millones y medio de libras de carne al año —entre chorizos y cecina, principalmente— y que en facturación está cerca de los cuatro millones de dólares al año. Además, le vende carne a cadenas tan importantes como los supermercados Cárdenas y a los King Ranch Market. También tienen presencia en el centro y norte de California, además de Las Vegas.
“La clave reside en el trabajo en equipo y en buscar un producto de calidad”, explica Jaramillo mientras se pasea orgulloso por su planta, entre grandes contenedores de chorizos, cecineros especializados en el corte de la carne de novillo y un chef colombiano que ya trabaja en los siguientes productos que pretenden vender.
“Queremos sacar un chorizo vegetariano y en breve haré un viaje a México para traerme nuevas recetas”, dice con una sonrisa ambiciosa el empresario, que además tiene en mente llegarle a los latinos de segunda generación y quizá al mercado anglosajón. No parece que vaya a ser un problema para un emprendedor estrella, uno que ha conseguido todo lo que se ha propuesto hasta ahora.
Información de contacto de Don Pedro’s Meat:
725 East Edna Place
Covina, CA 91723-1409
626.339.3963
www.donpedrosmeat.com