Ricardo Rodriguez - C9 Balloons

Ricardo Rodríguez ha logrado convertir su empresa de ventas de globos en un futuro franquiciado a través de una fórmula original de hacer publicidad

Las ideas más atípicas pueden terminar por convertirse en un negocio de por vida. Un ejemplo palpable es el de Ricardo Rodríguez, un empresario de origen mexicano que dejó su empleo en una empresa de sotfware para dedicarse a la venta de globos. Dicho así suena a osadía, pero hoy lo suyo es un invento que genera más de 1,5 millones de dólares al año.

En un principio la idea era decorar eventos como bodas, bautizos, comuniones y quinceañeras, atendiendo a los niños como principal estrategia pero sin descuidar a los adultos como potencial mercado de futuro. Y así fue. Hoy, Rodríguez sabe de buena tinta que los globos son una de las mejores maneras de publicitar cualquier negocio, objeto de deseo de mercados como el inmobiliario o el automotriz.

Rodríguez, nacido en Fort Carson pero emigrado a California cuando solo tenía un año, confiesa que hubiera dado antes el paso pero le frenó el peso de la responsabilidad. «Teniendo ya hijos desde joven, a mi mujer a mi nos daba miedo de que tuviéramos un tropezón y me despedieran», explica en una entrevista con SSDN.

Por eso exploraron otra opción de ingresos, por si acaso. «Vi una muestra de globos en una expo y entre mi mujer y yo lo empezamos a trabajar. Poco a poco nos colamos en eventos más grandes como quinceañeras y bodas, pero aún mantenía mi trabajo. Esto era algo paralelo, pero con mi fortaleza en marketing y ventas, empecé a conectar con gente y con el boca a boca a través del colegio de mi hijo.

A base de perseverancia logró su primera línea importante de negocio, un contrato con un local de banquetes que empezó a llamarles cada vez que había un evento social. «Así nos situamos en unos 20 eventos al mes al contactar a otras empresas parecidas, lo que nos ayudó a desarrollar una reputación en el sur de California», indica.

Pero Rodríguez no se quedó en eso. También entró de lleno en el negocio de los bienes raíces, cuando el mercado se vino arriba durante 2000 y 2001. Explica que muchas de las propiedades a la venta estaban ubicadas en lugares lejanos donde unos globos altos y contundentes llamaban la atención más que cualquier otra cosa.

«Aprendimos a hacerlos e incorporamos eso al negocio», dice.

La tendencia duró hasta que el boom de las casas explotó como un globo de helio y hubo que buscar nuevas formas de ingresos. Entonces Rodríguez se empezó a dirigir a negocios como ferreterías, restaurantes y comercios similares que encontraron en los globos una nueva forma de destacar.

Hoy, su objetivo es poder sacar adelante franquicias y venderlas sin perder la identidad de la marca, en un momento en el que ha logrado contratos con marcas como Little Caesars, Smart & Final o H&R Block.

«Quiero que mi empresa sea internacional», explica ambicioso el padre de tres hijos. Ahora ayudo a mi familia con algo que se ha convertido en un buena oportunidad para vivir más cómodo y dejar un legado para mis hijos».

Con su visión y perseverancia, parece que hay futuro para una marca como C9 Balloons.

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