El empresario oaxaqueño ha logrado consolidar y alcanzar el éxito empresarial de sus panaderías gracias a su pasión y constancia
El nombre de Arturo Aguilar es bien conocido en el gremio de los pequeños empresarios mexicanos de Los Angeles por ser el dueño de las panaderías El Valle Oaxaqueño. Su historia, como la de muchos mexicanos que han triunfado en este país, está llena de esfuerzo, perseverancia y dedicación, pero sobre todo pasión por un oficio que le ha dado todo lo que ha soñado y un poco más.
Nacido en el pueblo de San Juan Teitipac Tlacolula en Oaxaca, México, Aguilar emigró a los ocho años de edad junto con sus padres y once hermanos más a la capital del estado para que los mayores pudieran seguir estudiando. A esa temprana edad aprendió de su padre el oficio de panadero, mismo que no ha dejado desde entonces.
A la edad de 22 años decidió venir a Estados Unidos para hacer un cambio radical en su vida y dejar atrás el alcoholismo que lo asolaba en Oaxaca, así que una noche se despidió de su pequeña hija Erika, que en aquel entonces tenía solo tres años de edad, y emprendió la vieja travesía de los inmigrantes provenientes del sureste mexicano; primero a la Ciudad de México y de ahí a Tijuana, donde cruzó sin documentos para llegar a su destino final: Los Angeles.
Ya en la ciudad angelina fue acogido por unos familiares que le brindaron techo, comida y apoyo para encontrar un trabajo. Al cabo de un tiempo logró encontrar empleo en una panadería.
Posteriormente, su tío le propuso vender frutas y verduras de forma ambulante, por lo que dejó su empleo y emprendió en ese nuevo giro; sin embargo, vio que no le resultaba tan lucrativo. Por ello, compró un pequeño horno y equipo de panadería y comenzó a hacer donas y pan en su casa, pero la ciudad lo descubrió y tuvo que cerrar.
Para entonces ya había logrado juntar un pequeño capital de 6,000 dólares y gracias a su visión y ganas de superarse, comenzó a buscar un local para poner su propia panadería. Finalmente encontró el que sería el primero de los tres que actualmente tiene, éste ubicado en la intersección de las avenidas Vermont y Venice, en Los Angeles. Fue así que en el 2000 vio su sueño hecho realidad y El Valle Oaxaqueño surgió, acercándolo un poco más al éxito empresarial.
El secreto para alcanzar el éxito empresarial
Con pocos conocimientos sobre cómo administrar un negocio pero con el empeño y dedicación para alcanzar el éxito empresarial, el señor Arturo dice que “para hacer negocio mucha gente pone muchos pretextos, demasiados. Yo creo que lo más importante es tener el sueño y aterrizarlo, además de tener pasión, constancia y disciplina. Para mí eso es lo fundamental, porque puedes tener un capital pero si no tienes la pasión por lo que quieres hacer, no lo logras”.
Orgulloso de sus seis hijos, Aguilar sigue disfrutando de trabajar en sus panaderías y como pequeño empresario con 15 años de experiencia afirma que “el miedo a arriesgarse es lo detiene a mucha gente poner un negocio, en mi vocabulario yo le digo ‘el que tal si…’ Mucha gente se detiene por esa frase ¿qué tal si fracaso?, ¿qué tal si no me sale bien? ¿qué tal si pierdo? Eso es lo que los detiene”.
El secreto del éxito empresarial ha sido el riesgo. “Yo invito a las personas a que se arriesguen si quieren lograr algo. Este es el país de los sueños, pero también es el país de las realidades; el que no arriesga no gana”, afirmó Arturo.
Hoy, Aguilar cuenta en sus panaderías con una gran variedad de artículos oaxaqueños, como chocolate, mole, especias, tlayudas y café, entre otros. Acaba de abrir una nueva división dentro de su empresa, la de las importaciones y exportaciones, para evitar a los intermediarios y poder ofrecer directo desde Oaxaca una nueva gama de productos.
Como buen visionario y gracias a la enorme demanda de pan, también tiene en la mira el seguir expandiendoEl Valle Oaxaqueño a través de franquicias. “Tengo la tentación de hacer franquicias porque la expansión es algo bueno, además de que ya me han pedido que lo haga”. Esta es una posibilidad que no descarta y ya trabaja en su mente.
No cabe duda que el ingrediente más importante del éxitos empresarial de este emprendedor, orgullosamente oaxaqueño, es la pasión y constancia que pone no solo en el exquisito pan que vende sino también en los negocios.