matias perez el bolero de LAMatías Pérez tiene su propio negocio en un lugar céntrico de Los Angeles. Su oficio: bolero

El suyo es un trabajo estable, tanto, que lleva 25 años desempeñando el mismo oficio en el mismo lugar. Al principio Matías Pérez no quería ser bolero, pensaba que era algo denigrante, pero la necesidad lo empujó a aceptar el trabajo ayudando a un conocido. “Cuando llegué a este país trabajé en una compañía japonesa de panadería. Estuve como seis meses y luego me salí. Yo tenía 18 años. Estaba viviendo con un señor y me dijo que podía trabajar en esto, pero no me interesó porque este trabajo en Honduras lo miran como algo muy bajo”, dijo.

Matías quiso probar suerte lavando carros en el “car wash” donde un amigo tenía su puesto de bolero. “Platiqué con él y me dijo que si me gustaba me daba trabajo. Recordé lo que me dijo mi otro amigo, me dijo que aquí te pagan bien. Me ayudó a visualizar lo bien que le va a uno en esto”, comenta Pérez.
Fue así como este hondureño conoció el oficio de lustrar zapatos, pero lo mejor vino cuando su amigo le propuso quedarse con el negocio. “Me dijo que lo quería vender. En ese tiempo me pidió como 1,500 dólares. Fue en el año 1989”, dijo. Matías aceptó el reto y luego de obtener un permiso y un seguro no ha parado desde entonces.

Ser su propio jefe tiene sus ventajas. Matías trabaja de lunes a viernes de 8 a.m. a 5 p.m. Los sábados le ayuda su hermano y también tiene a otras dos personas bajo su mando. Entre sus clientes distinguidos destaca el ex alcalde de la ciudad de Los Angeles Antonio Villaraigosa. “Viene desde antes de que fuera alcalde”, señala Matías, quien agrega que la mayoría de los que llegan a su negocio son políticos, banqueros, abogados, policías del LAPD y de la oficina del sheriff. Todo esto gracias a la buena ubicación de su local. “Estoy cerca de LALive y del Staples Center”, explica el bolero.

El trabajo ha rendido sus frutos. Gracias a su oficio, Matías dice que pudo comprar una casa para él y su familia. No está mal para un trabajador que dice que en un buen día puede atender hasta 80 personas, cobrando 6 dólares por los zapatos y 7 por las botas.

Acerca de lo que puede aconsejar a otros que como él se encuentren de pronto sin trabajo, es que elijan algo que en realidad les guste hacer y “tratar de hacer el extra, un poco más. Yo me digo a mi mismo: lo extraordinario es lo que el ordinario no hace”. Con el tiempo y la experiencia hasta filósofo se ha vuelto. Matías es sin duda un empresario exitoso.

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