Edmundo Macías lleva seis meses comercializando una ‘bomba’ con sabor a piña, tamarindo y mango con un toque de tapatío para rematar. Espera que sea la bebida energética de referencia en el mercado latino.
La suya está totalmente enfocada a un mercado de segunda y tercera generación acostumbrada a beber productos como Monster o Red Bull. De hecho, según sus datos, los primeros consumidores en el mercado del sur de California de ese tipo de producto son los latinos y, en particuar, los de origen mexicano.
Molotov todavía no se puede comparar con las grandes marcas pero Macías cree que tiene todo el potencial. “Acabamos de hacer una demostración en King Ranch Market y vendimos en unas horas 62 cajas, lo que demuestra que en cuanto la gente lo conoce, se vende”.
Después desembarcaron en una de las grandes cadenas, Costco, que los puso a prueba durante un fin de semana en varias tiendas del norte de California. Vendieron 1,062 cajas pero no alcanzaron la cifra de 5,000 que les pedía el gigante de ventas al por mayor y de momento no estarán presentes en sus estantes.
“Nos pareció un sistema un tanto exigente, pero nos dio la muestra del potencial que tiene la bebida y en el futuro que tiene. Sabemos que hay un millón de bebidas energéticas ahí fuera, pero ninguna como ésta, muy enfocada en el mercado latino y con un nombre que puede cruzar fronteras”, dice optimista.
Macías propuso el nombre, asociado en todo el mundo con las bombas Molotov que se usan en muchas manifestaciones antisistema, una mezcla de revolución y explosividad. Después pensó en los sabores latinos y consiguió que una firma se encargase de darle el sabor apropiado. “Conseguimos que no sepa a medicina”, explica.
Ahora, sólo confía en que la ‘bomba’ explote, que su bebida mantenga el ascenso que ha experimentado desde su nacimiento y que sus 16 años en el mercado sirvan para dar con la fórmula de los huevos de oro. No parece que vaya muy desencaminado.
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