Son padre e hijo y ya están cerca de abrir su noveno local, una casa de empeños que comenzó en 1980 para dar servicio a la comunidad.
Su entrada de capital es simple, tradicional como las casas de empeño que llegaron desde España en los tiempos de la conquista y que hoy existen por todo el mundo, lugares donde es fácil conseguir dinero a cambio de joyas y otros avalúos, algunas veces con más valor sentimental que comercial.
Todos esos valores se guardan con celo en una caja fuerte blindada, en pequeñas cajitas de madera que muchas veces se vacían cuando sus dueños regresan con el dinero para reclamarlos de vuelta, y que en otras ocasiones se venden, convertidos en oro y plata.
Don Francisco lleva en el negocio desde 1980, aunque la vocación comenzó en 1966, cuando sus compañeros le empezaron a pedir dinero prestado.
Tienen además la ventaja de no haber sufrido durante la recesión, sino todo lo contrario. “En tiempos de necesidad, es cuando la gente más necesita dinero para pagar sus facturas».
“Trabajaba en una tienda de comida y los compañeros me empezaron a pedir prestado”, explica. “Tenía cara de traer dinero y era muy ahorrativo, así que les empecé a cobrar intereses”.
Se empezó a correr la voz de que prestaba dinero y al ver que ganaba más dinero así, montó su propio negocio. Puso un espacio chiquito de 100 pies cuadrados en la misma avenida, la San Ysidro, donde tiene ahora su oficina principal.
“Me quedé aquí porque ésta es la puerta del país más poderoso del mundo, y calculé el flujo de población flotante que entraba y salía cada día. Sabía que había negocio. Por eso empecé el primero en esta calle “, explica este natural de Colima.
Fue un gran negocio desde el principio, y por eso puso todo su esfuerzo en sacarlo adelante. En el 2004 se incorporó su hijo, que estaba estudiando, y desde entonces la expansión no se ha detenido.
Aún así confían en que la crisis pase para que la gente tenga dinero para devolver los préstamos y no tener que quedarse con las joyas. Saben que tiene mala fama por tratarse de una casa de empeño, criticados por aprovecharse del mal ajeno, aunque Don Francisco asegura que “está mal interpretado porque es una necesidad profesional. Tratamos de ayudar a la gente”.
Monte de Piedad
329 E. San Ysidro Blvd
San Diego, CA 92173