Ricardo’s Place es uno de los tres restaurantes de la familia Beas y uno de los secretos mejor guardados de la oferta gastronómica de San Juan Capistrano.
Ha sido la evolución natural de Ricardo Beas y su familia, que emigraron desde Mixtlán, Jalisco en la década de los 70 y que a base de esfuerzo y constancia, consiguieron devolverle a su lugar de acogida un poco del sabor de la cocina de la abuela, la que comenzó con la tradición familiar y que hoy ha propiciado que tengan dos restaurantes más —además del de San Juan Capistrano— y uno más asociado en San Clemente que durante años estuvo operado por la familia Beas.
Todo ello bajo la filosofía de Ricardo, el dueño. «Siempre he creído que cuando uno cae en algo y le da tiempo, lo aprende. Y ya es una costumbre, porque en México nuestra abuela tenía un lugar chico en un pueblo y tenía mucha sazón. Hacía las bodas, los bautizos. Y cuando llegaban los amigos, siempre había comida en cantidad».
Con esa idea comenzó Ricardo a trabajar en ese mismo lugar como lavaplatos, que entonces era de un dueño estadounidense, Pete. Estuvo tres años y después se fue a trabajar con su cuñado —el esposo de su hermana— a otro local en Anaheim, donde aprendió el oficio de forma definitiva tras 15 años de dedicación.
Y así llegó la apertura de su primer negocio propio. En 1987 echó a andar «La cocina de Ricardo» en la ciudad de Mission Viejo. «Lo tuvimos 6 años para después venderlo y volverlo a recuperar. Había problemas con el dueño del edificio, además de malas rachas económicas», explica Beas.
Tras eso llegó el salto a San Clemente para abrir otro restaurante, también cocina mexicana, por supuesto. Ese duró 22 años nada menos bajo su dirección, otro «La cocina rica» que acabó cambiando de manos. «Ahora sigue manejándolo una persona que lo tomamos como parte de la familia», explica. «Se adaptó al estilo y a nuestra forma de operar los negocios».
Luego, «La cocina de Ricardo» se abrió camino en Lake Forest y después en Mountain View, al norte de California, aunque ese se llama «El Paso Café».
«El secreto de todo esto es que ha sido hecho familiarmente», confiesa Beas. «Se dice muy fácil, pero la industria del restaurante es la más complicada, porque el 90 por ciento fracasa en el primer año, y la inversión implica hasta 400,000 dólares, cantides muy altas que se pueden evaporar muy deprisa».
Por sus restaurantes han aguantado el paso del tiempo e incluso la última y temible recesión. Confiesa que estuvieron «estables durante la crisis», no sólo sin despedir a nadie sino generando puestos de trabajo, manteniendo precios creativos pese a la apariencia y la ubicación del local.
Cree que esa estabilidad ha tenido que ver en parte con el hecho de formar parte de la Cámara de Comercio, por estar «muy involucrado en eso», además de hacer recaudación de fondos para las escuelas locales y de dar descuentos a personas por cupones. «Por eso, la mayoría de los fines de semana estamos llenos», dice.
De su experiencia con la Cámara de Comercio, asegura haber descubierto que el empresario hispano está poco representado, por lo que el objetivo es conseguir que tengan una mayor presencia y «más voz en el pueblo. Tenemos que integrarnos para ser más efectivos a través del comité latino que hemos puestos en marcha».
Para el futuro, espera trabajar más con la comunidad por las necesidaees que vemos y ser un poco más conservadores, sin pensar tanto en crecer como lo pensábamos hace cinco años. «Y llevar este restaurante a un nivel más alto».
Sigue teniendo ganas de servir margaritas y quesadillas y de que suene la mejor música, las rondayas españolas que ha estrenado hace poco y los mariachis. Un empresario tenaz y resistente al paso del tiempo.Para más información:
Ricardo’s Place
San Juan Capistrano, CA 92675-3727
(949) 493-4941