La economía de California agoniza. El agujero prespuestario es de tal proporción —26.300 millones de dólares— que al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, no le ha quedado otra que dar luz verde a la emisión de pagarés —I owe you’s, como se conocen en Estados Unidos— por primera vez en 17 años.
De esta forma, miles de personas tendrán que esperar para cobrar el dinero de la devolución de impuestos, además de pensionistas, colegios, hospitales y bancos, también directamente afectados por la medida.
La oficina del Contralor del estado comenzó el jueves con la emisión del papel, un total de 29.000 pagarés por un valor de 53 millones de dólares que irán destinados en su mayoría a aquellos residentes con una declaración “a devolver”, aunque la mayoría de los californianos que tenían de plazo hasta el 15 de abril para hacer su declaración de la renta ya han cobrado sus cheques.
Pese a todo, la sensación de incredulidad reinaba ayer en Sacramento, capital del estado. “Nunca pensamos que volveríamos a tener que hacer algo así”, decía Dorothy Cottrill al diario Los Angeles Times, la persona que maneja el desembolso de cheques.
Visto lo visto, Cotrill debería empezar a prepararse psicológicamente porque a este paso esto sólo es un discreto principio. Si no hay un acuerdo político pronto, los cálculos dicen que en el mes de julio Schwarzenegger deberá emitir pagarés por valor de 3.200 millones de dólares y otros 1.650 millones durante el mes de agosto.
Todo ese intríngulis político ha agravado aún más la situación, con el déficit más alto de los 50 estados de la unión, un desempleo superior al 11 por ciento —muy por encima de la media nacional del 9.5 por ciento— y con un balance contínuo de empresas cerrando sus puertas, incapaces de soportar la presión de una economía agonizante.
Los demócratas han hecho ya varios intentos ante el Senado para recortar gastos de forma drástica —la última proposición pedía un ahorro de 11.000 millones de dólares—, aunque los republicanos no están por la labor. Dicen que tomar esa decisión implicaría sacrificios que el estado de Schwarzenegger no se puede permitir.
Mientras sigue la lucha en las bancadas políticas, los embargos hipotecarios, aunque a menor ritmo que a finales del 2008, siguen produciéndose en gran cuantía, lo que agrava el fenómeno de la pescadilla mordiéndose la cola: sin propietarios de casas no hay impuestos para las arcas del estado ni empleo en el sector de la construcción, creando un efecto en cadena que salpica al resto de una economía acostumbrada a ser la octava más importante del mundo pero que está perdiendo terreno a marchas forzadas.
La radio habla todos los días de gente que ha decidido hacer las maletas e irse a vivir a Denver o a Omaha, a lugares donde haya trabajo aunque tengan que abandonar la tierra dorada, las playas, las montañas y el paraíso que siempre conocieron. California está enfermo y no se sabe cuánto tiempo tardará en recuperarse.