Amira Al-Alami es una abogada colombiana de inmigración. Su oficina ha prosperado por el boca a boca de clientes que le deben mucho
Amira Al-Alami sabe de inmigración e inmigrantes casi desde que tiene uso de razón. Ella forma parte de esa categoría, una colombiana que se vino a vivir a Estados Unidos con cinco años, dejando atrás problemas de violencia en su Cali natal y del brazo de sus padres, una colombiana con sangre libanesa y un sirio que emigró a Colombia para acabar enamorado y echando raíces lejos de su tierra.
Por eso, cuando Amira tuvo que elegir una rama para ejercer tras acabar la carrera de Derecho, lo tuvo claro: abogada de inmigración. A eso se ha dedicado en cuerpo y alma lleva desde que se graduó en la universidad de Texas-Tech, en Lubbock. Después se mudó a California y hace cuatro años que tiene su despacho en el centro de Pasadena.
Confiesa que no le gustaron mucho los estudios de abogacía. «No quería dedicarme a demandar a la gente ni pasarme todo el día detrás de un escritorio, así que escogí la rama que era, definitivamente», explica la abogada.
Dice que está en el sitio adecuado para ejercer su profesión. «Aquí en Los Angeles hay muchísimo volumen, pero desgraciadamente no podemos ayudar a todas las personas que entran en nuestra oficina», explica. «Las leyes de inmigración están escritas contra el inmigrante, y no solo contra los indocumentados, sino contra los residentes con antecedentes penales. Así que aquellos que tengan la posibilidad de convertirse en ciudadano, que no lo duden», dice Al-Alami.
Aunque es abogada, a Al-Alami se le nota mucho de que parte está, del lado de la gente, del sentido común. «No hay razón para que las personas vivan indocumentadas. No entiendo cuál es la meta», razona de forma apasionada.
Por eso explica que la mayor satisfacción de su trabajo es ayudar a los demás. «Cuando gano un caso de deportación, la sensación es increíble», asegura. «Tengo casos de papás y mamás detenidos a la misma vez con niños de dos y tres años en la casa, incapacitados. ¿Qué ser humano puede hacer eso? Solo un sistema, un sistema al que no le importa, porque solo somos un número para ellos. Es horrible».
De esa pasión han surgido sus clientes, una cartera compuesta por mexicanos en su mayoría, aunque también los tiene colombianos, jamaicanos, árabes y de todas partes del mundo. «Todo lo que te puedas imaginar, y me encuentro con gente todos los días. Me está yendo bien, la verdad, sobretodo por el boca a boca, a través de la palabra de clientes que han terminado satisfechos».
Y no le preocupa la competencia «porque la calidad es la que habla. Tengo una buena reputación. No soy de esa clase de abogados que te dice: ‘págame tanto y te consigo la ciudadanía’. Hay que hablar con la verdad y la gente ve eso. Hay muchos estafadores en la calle y muchos abogados malos, pero igual vas a terminar en mi oficina, por las buenas o por las malas», bromea Al-Alami, una letrada entregada a una causa justa.
Law Office of Amira Al-Alami
16 North Marengo Avenue, Suite 600, Pasadena, CA 91101
(818) 484-5126