Wilfredo Pérez con sus hijos Willy y HenryWilfredo Pérez ha pasado épocas de bonanza y crisis al frente de un taller de carrocería en Inglewood que ahora heredarán sus hijos

No son muchos los que han dedicado casi toda una vida a una misma pasión. La de Wilfredo Pérez (San Salvador, 1954) son los automóviles, dueño desde hace más de tres décadas de un taller de carrocería en Inglewood, Nadings Body Shop, que hoy está a punto de dejar en manos de dos de sus tres hijos, Willy Jr. y Henry. Sabe, sin embargo, que será difícil dejarlo atrás. “Me da miedo pensar en no venir todos los días a lo que tanto quiero”, admite con voz renqueante de nostalgia frente a uno de los puntos icónicos de la ciudad, la primera sede de Randy’s Donuts, la de 1953. Como el local del donut gigante, Pérez ha sabido construir su propia leyenda luego de tres décadas de atender a la comunidad de Inglewood.

Por su local han pasado miles de vehículos accidentados a los que ha sabido devolver el esplendor y parte del brillo original. Pérez, que tiene en su despacho un par de retratos del Che Guevara y fotos de algunas de las grandes leyendas de Los Angeles Lakers, dice que aún siguen reparando modelos de los años 70 y los 80. “Esta es la capital del carro y el negocio nunca se detiene”, transmite con confianza.

Pérez emigró a Estados Unidos en 1976 en busca de un mejor futuro. Sabía que en El Salvador lo tendría complicado, destinado a trabajos como “peón en la construcción” y empleos de bajo perfil, aunque su sueño era estudiar sociología. No pudo ser. En Los Angeles trabajó primero en un restaurante hasta que dio con un taller de carrocería que buscaba un ayudante de pintura. “Me tocó aprender el oficio rápido”, recuerda. “Claro que cometí muchos errores al principio, como es normal, pero al final me acabaron dejando en el trabajo y permanecí más de 19 años como empleado”. 

Wilfredo Pérez junto a un carro en su taller de carrocería.

En 1991 el dueño le ofreció comprar el taller y no lo dudó. Se lo quedó por 20.000 dólares, un negocio que ha conocido épocas de gloria y de crisis y que sigue en pie, con las puertas abiertas. “Hemos pasado por cosas feas, como la recesión de 2008 que casi nos hace quebrar. Logramos sobreponernos y seguir adelante”. 

Wilfredo Pérez recuerda los tiempos de Bill Clinton como presidente, “cuando la economía era fantástica” y los clientes no paraban de llegar. “Entonces te pagaban un trabajo de 3.000 o 4.000 dólares y pensabas que con eso te alcanzaba. La realidad es que los gastos son constantes”, comparte. Después llegó la pandemia y estuvieron cerrados durante dos meses. “Fue difícil, pero logramos salir de eso. Ahora empezamos a respirar de nuevo”.

Su esperanza es que sus hijos, más duchos en el arte de las redes sociales, puedan llevar el negocio al siguiente nivel, dándole un enfoque más moderno y vendiendo nuevos productos. Esa es la aspiración de Willy Pérez Jr., que transpira la pasión por los carros de su padre.

El patriarca del clan cree que aún no están del todo listos para manejar el negocio ellos solos, aunque ha dado luz verde a la transición. Reconoce que pudo haber vendido el taller hace un tiempo pero que se lo quiso quedar para la familia. “Al menos tienen un sitio donde trabajar en caso de la que cosa se ponga dura”, indica. 

Para él es como su segunda casa. “Aquí tenemos de todo, hasta una televisión gigante” en la que nunca falta el futbol del Real Madrid y el Barcelona. Como buen centroamericano, hace años que sigue la liga española. “Esta es como mi segunda casa. Este lugar ha sido mi vida”. EC

Nadings Body Shop: 826 W Manchester Blvd., Inglewood, CA 90301. Tel: (310) 649-6292

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