Mariaelena Cervantes y Sam Ortiz están detrás de Las Olas Mariscos & Grill, un restaurante diferente al estilo Sinaloa
Arrancar un restaurante nuevo siempre es sinónimo de ilusión. Cierto es que por delante espera mucho trabajo, que no es fácil conseguir que el público te descubra, elija y vuelva, pero cuando empiezan a llegar, si la comida es buena, el lugar limpio y agradable, y el servicio también, es difícil que el negocio no fluya.
Sam Ortiz lo sabe y por eso anima a Mariaelena Cervantes, su mujer, para que se esmere en la cocina, su auténtica especialidad. Por ese amor a los platillos tradicionales mexicanos surgió la idea de abrir el restaurante —el primero está en Whittier, «The Vintage Café» desde septiembre de 2009— y ahora se han lanzado con uno nuevo, Las Olas Mariscos & Grill.
«El lugar estaba en muy mal estado después de nueve años, así que lo remodelamos completamente», explica Ortiz frente a una de las nuevas mesas de su restaurante, ubicado en el 5162 E Imperial Highway, en la ciudad de Lynwood. «Mi mujer quería abrir un restaurante en una zona latina y aquí estamos».
Tardaron dos años en cambiarlo todo y tenerlo listo para abrir. Ahora llevan un mes con las puertas abiertas y un menú a base de pescado y estilo Sinaloa. «Le pongo mucho orgullo a la comida que ofrezco a los clientes», comparte Cervantes. «Yo misma voy a hacer el mercado, a comprar cosas frescas. La verdad es que no quiero darle a la gente comida grasienta. Espero que sepan adaptarse».
Cervantes tiene la mano originaria de México, nacida allá y de padres mexicanos, confiada en su propio estilo de cocinar. «Me anima mucho ver que el restaurante está lleno porque la gente nos hace feliz, ver el ambiente que se crea. Cuando está lleno puedo trabajar sin descanso, y adoro darle empleo a la gente porque me gusta ayudar a los que viven cerca».
En cuanto a su punto diferenciador del resto de los restaurantes mexicanos de Los Angeles, cree que puede darles un buen plato con mejores ingredientes a un buen precio. «Nunca les va a doler la panza», dice con una sonrisa.
Después, Cervantes se levanta y trae ella misma un huachinango de impresión, un taco gobernador y un coctel de camarones poderoso. «Y aquí tiene las salsas picantes que tanto nos gustan a los mexicanos», ofrece acercando los recipientes. «Solo espero que la gente venga a verme».
Para más información sobre el restaurante, visite su página de Facebook.