pollos rostizadosArturo Ramírez empezó cocinando pollos en 1986 y actualmente ya tiene, junto con sus hermanos, ocho franquicias del conocido restaurante Juan Pollo

El negocio de las franquicias le ha funcionado a Arturo Ramírez, un empresario originario de Zacatecas, México, que comenzó ganando $3.35 la hora cuando llegó a trabajar en 1986 al primer restaurante Juan Pollo que abrió en la ciudad de Ontario, California. Ahora, Arturo y sus hermanos ya tienen bajo su mando ocho locales en distintas ciudades de Inland Empire.

“La primer franquicia la compramos en 1994 y después nos fuimos expandiendo a ciudades como Fontana, Perris, Moreno Valley, Rialto, Riverside y Coachella”, comentó Ramírez, quien recordó que su familia se mudó a Ontario cuando él tenía 10 años. “Yo vivía como a una milla del restaurante original y cuando tenía 16 años de edad le pedí trabajo al señor Okura (el fundador de Juan Pollo) y él me dio la oportunidad”, agregó.

Todos esos años sirvieron para que Arturo aprendiera la forma de preparar los mejores pollos rostizados y cómo tener contentos a los clientes. “Además de la calidad del producto, tratamos de mantener los costos bajos”, indicó Ramírez, quien señaló que para adquirir su primer local necesitó 50 mil dólares. “Actualmente, para tener una de estas franquicias se necesitan entre 120 y 180 mil dólares”, añadió.

El empresario dijo que los ingresos mensuales que tienen por local va de entre 50 a 80 mil dólares. “Depende de varios factores, como la ubicación y el número de clientes que los visita”, dijo. Antonio también comenta que lo que les ha ayudado a tener éxito es la calidad del producto, en este caso pollos que tienen que cocinarse de 2 y media a 3 horas como mínimo y sin usar nada más que el fuego.

Antonio dice, en forma de consejo, que abrir un negocio es lo mejor que una persona puede hacer en la vida. “Es duro tomar ese primer paso, pero no se van a arrepentir de haberlo hecho”, apuntó. Y si se trata de una franquicia, Ramírez dice que la gran ventaja es que se trata de un negocio establecido y con una importante base de clientes. Al parecer, este empresario latino le dio al clavo vendiendo pollos rostizados.

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