Cinco lecciones que una empresaria aprendió desde su niñez vendiendo vasos de limonada en la calle
Bridget Berman
Cuando pienso en el verano, se me vienen a la mente los puestos de limonadas que algunos niños venden en la calle frente a su casa o en un sitio estratégico. Cuando éramos niños, mis amigos y yo vendíamos vasos de limonada regular a 25 centavos, y de limonada rosada a 50. No lo sabía en ese entonces, pero ese puestecito encendió la llama empresarial en mí.
Trabajar en el puesto de limonadas verano tras verano me enseño lecciones que todavía pongo en práctica en mi empresa actual, por ejemplo:
1. Prepararse. Recuerdo que desde la noche anterior ya teníamos listos los limones, los vasos, el azúcar, un carrito para llevar las cosas y bolsas de hielo. También pasábamos tiempo preparando letreros la noche anterior para que el pegamento estuviera seco al día siguiente. Eso se llama preparación para no olvidar cosas ni andar a las carreras al otro día.
2. Ser paciente. Algunas veces teníamos que estar sentados durante horas antes de ver a nuestros primeros clientes. Nunca nos dimos por vencidos porque sabíamos que la espera valdría la pena.
3. Reconocer que habrá pérdidas. Recuerdo que una mañana nuestros carrito donde transportábamos las cosas pasó por una hendidura en la banqueta. Toda la limonada se regó mojando los letreros y los vasos. Regresamos a casa pegajosos y derrotados. Desde aquel momento nos aseguramos de tener limonada extra en el refrigerador. Ninguna volcadura nos iba a detener.
4. Conocer a los clientes. Nos dimos cuenta de que la hora en la que más limonadas vendíamos era a las 3 de la tarde, en la esquina donde el camión de la escuela de verano dejaba a los niños. Nuestro puesto era lo primero que veían los niños que bajaban del autobús. Nada era mejor que un vaso de limonada fría después de un largo día de clases.
5. Ser los primeros. Ganar el lugar estratégico para poner el puesto no era fácil. Un día llegamos tarde y nuestra competencia ya se había instalado allí donde paraba el autobús escolar. Nunca dejamos que eso volviera a pasar.
Siempre apoye el espíritu empresarial y recuerde: Si del cielo le caen limones, aprenda a hacer limonada… y obtenga ganancias.
Con información de Business Rockstars