Sandra Silvas es dueña del Pizza Patrón de Santa Ana, un negocio con el que espera amasar el sueño de un retiro dorado.
Es un local pequeño pero productivo, con un horno que fabrica pizzas de forma constante. “En un fin de semana bueno vendemos unas 250 al día y 1.000 a la semana”, explica Sandra Silvas, la dueña del local. Aunque no para de trabajar y sufrir para sacar su negocio adelante, puede decir orgullosa que es dueña de su propia franquicia, un Pizza Patrón en la calle 17 —122 E. 17 th. Street— y la Main, en plena zona comercial de Santa Ana.
Es lunes por la tarde y empieza poco a poco el goteo de clientes, jóvenes con hambre o madres que llegan de recoger a sus hijos del colegio. Silvas conoce a algunas de las que entran y les pregunta con confianza: ‘Dile a todo el mundo qué tal están nuestras pizzas’. ‘Buenísimas’, le responde una clienta con convicción.
Esta empresaria dice que la situación es complicada pero que las ventas van en ascenso. No es un ascenso vertical sino más bien horizontal. “Pero no nos podemos quejar porque la cosa crece y se mantiene”, confiesa mientras mete otra pizza en su caja de cartón correspondiente.
Ha tenido mala suerte por aquello de que abrió el local justo antes de la gran tormenta financiera, pero no da sensación de estarlo pasando demasiado mal. “Tan difícil como ha sido llegar hasta aquí, sé positivamente que lo volvería hacer de nuevo”, dice esta nativa del sur de California, de origen mexicano, casada y con un hijo. “De todas formas, la crisis no nos ha ido tan mal. Los precios, que son mejores que los de la competencia, nos ayudan a que la gente venga más. No hay duda de que una pizza individual con todo lo que damos por 4 dólares es una oferta que la gente ha entendido”.
Silvas espera hacer de su negocio el lugar de retiro para el matrimonio. Tanto ella como su esposo andaban buscando invertir en algo que les diera la posibilidad de tener una empresa y una inversión para el futuro. “El está en el negocio corporativo y se quiere pasar a esto”, y ella trabajó durante años (27 en total) en su propio salón de belleza hasta que la espalda dijo basta. “Tenía dolores muy fuertes, hasta el punto de que no podía caminar. Así que sabía que tenía que cambiar”.
Fue así como empezó la búsqueda con la franquicia en mente como meta final. Había muchas y algunas significaban empeñarse hasta las cejas e invertir dinero que no tenían. Hasta que una noche, Sandy, viendo la televisión, oyó hablar de Pizza Patrón y su innovador sistema.
“Los escuché una noche y me enteré de que vendían pizzas por pesos mexicanos”, una idea muy original de la cadena con sede en Texas que les ayudó a ponerlos en el mapa.
Desde entonces la marca ha abierto 50 restaurantes entre Florida, Colorado, California —siete en total—, Texas —la joya de la corona con 30 locales—, Nevada y Arizona. Todos con el toque hispano para atraer a la principal minoría del país, con un poder de compra cercano a los 1.000 millones de dólares anuales.
Silvas tiene la esperanza de llevarse una fracción de eso con mucho esfuerzo y echándole muchas horas. “Ahora es un poco mejor, pero al principio estaba aquí desde que abríamos a las 11 de la mañana hasta la medianoche en fines de semana”.
Su Pizza Patrón abrió sus puertas en marzo del 2008, un pequeño local que antes era un restaurante mexicano. No hay mucho sitio para almacenar la masa de las pizzas si el volumen sube mucho, “por lo que a veces no paramos de hacer masa para poder cumplir con los pedidos”. Lo bueno del espacio es que al ser reducido el alquiler es más bajo y por lo tanto más empresarios pueden acceder a la posibilidad de tener su propia franquicia, nada que ver con otras como Red Brick Pizza, “que tardó un mes en contestarnos a la petición de información” .
A Silvas todavía le quedan muchas pizzas por delante para alcanzar su sueño, pasar calor manejándose cada día cerca del horno, pero se nota que es feliz con las manos en la masa.
Pizza Patrón:
122 E 17th St, Ste 2
Santa Ana, CA 92706-4113
(714) 542-1111