El 2009 fue un año prolífico en lo que a nuevas compañías se refiere. Se abrieron más que en 14 años, producto en gran parte de la crisis reinante.
Con casi un 12 por ciento de desempleo en California, la alternativa de lanzarse a montar una empresa propia sigue proliferando cada vez más. Según la fundación Kauffman, especializada en empresas, en 2009 se arrancaron más negocios que en los últimos 14 años, señal de que la economía obligó a muchos a reinventarse. Y por lo general, aquellos que comienzan esa aventura, se suelen decantar por tres modelos habituales, que son el comprar una empresa existente, invertir en una franquicia rentable o comenzar de cero, haciendo que cada elección sea la mejor para cada empresario dependiendo de sus cirscunstancias. Algunos, por ejemplo, solo buscan unos ingresos fijos para su inversión, como el caso de la franquicia, pero otros prefieren pensar en el futuro de sus hijos con una empresa propia en la que poder crecer.
Sea cual sea el resultado, lo primero por lo que se ha de comenzar es por conseguir capital, que en algunos casos puede ser tan poco como para arrancar una empresa por internet sin apenas inversión.
Y a veces sumarse a un proyecto existente significa no solo una inversión de capital mínima sino la posiblidad de empezar a hacer caja desde el primer día. Así lo explica Andy Cagnetta, fundador de Transworld Business Brokers en Foir Lauderdale, Florida. «Los hábitos de la gente tardan mucho en morir. Si se trata de una lavandería a la vuelta de la esquina a la que la gente está acosutmbrada a ir, seguirán haciéndolo».
Es el caso de John y Jennifer Rezai, residentes en Florida, que decidieron lanzarse a la aventura adquiriendo un negocio local de suministro de hielo con una cartera establecida de clientes como restaurantes y otros locales en la zona. No se arrepienten después de que a John le despidieran de su empresa a finales de 2008.
Si la opción es la segunda, la de la franquicia, hay que considerar las ventajas y desventajas que conllevan un paso así. Lo primero es la inversión considerable que supone, aunque después de superar algo así detrás está la marca para hacer que el negocio funcione casi por sí mismo, en casos como McDonald’s o El pollo loco, por nombrar dos de comida rápida.
Y después está la tercera, empezar desde cero, la más arriesgada, pero también la opción de controlar cada aspecto de la compañía. Y a diferencia de épocas anteriores, arrancar sin apenas capital es posible gracias a internet. Basta con idear la solución tecnológica adecuada para proveer servicio a otras empresas, como la posibilidad de ayudar a empresas a mejorar o crear un sitio web o su implicación con las redes sociales.
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